En muchos de los países tercermundistas, en especial en Latinoamérica, mientras el pueblo carece de salud, alimentación y puesta en marcha de programas para el desarrollo, sus representantes de gobierno implementan oficinas para la adquisición de armas, en una carrera competitiva para dejar postergado al país vecino y lograr que las armas de aquel queden obsoletas, frente a la nueva adquisición de tecnología de última generación, en potencia de tiro, fuerza destructiva, alcance, etc. suficiente para transformarse en la potencia armada de la zona geográfica, donde quiere afianzar su predominio.

Nosotros en Perú, cada vez que leemos en los diarios noticias sobre las adquisiciones de armas, sentimos que los responsables de esas decisiones están actuando con insensatez y esto por decir lo menos, ya que originalmente pensé darle como título a este artículo: ¡Qué estupidez!

Al mismo tiempo nos agobia la desazón de saber que en el país vecino se da el mismo fenómeno, millones de seres estamos pensando lo mismo, ¿Por qué este y todos los gobiernos, dedican ingentes sumas de dinero para adquirir armas? ¿Por qué seguirles el juego a los mercaderes de la muerte? ¿Por qué sucumbir ante la oferta de los traficantes de armas que hoy le ofrecen a un país un arma x y mañana les ofrece a nuestros vecinos las armas? Son ellos los que negocian con los países poderosos que buscan deshacerse de sus excedentes de guerra, de armas que les resulta obsoletas frente a los nuevos descubrimientos de sus científicos. La historia recoge la experiencia de dos potencias que al finalizar la segunda guerra mundial buscaron a los principales técnicos bélicos y científicos en balística de Alemania y es así como después de la alarma dada por el físico alemán Werner Heisenberg en occidente, se enteran cuan cerca estaba Alemania de producir la bomba atómica. Estados Unidos e Inglaterra estaban en una loca carrera por lograr antes que Alemania dicho artefacto nuclear, Japón persistía en la guerra bacteriológica que le dio resultados frente a China.

Sabemos que Werner Von Braun, la inteligencia germana que con su equipo crearon la bomba V2 que causó tantos estragos a Inglaterra y que en 1945 se rindió a los EE.UU., posteriormente trabajó en la NASA en el programa de cohetería espacial que llevó al hombre a la luna.

Los aliados al terminar la guerra se apoderaron de los planos alemanes sobre prototipos de aviones muy sofisticados, es decir en plena guerra se llevó a cabo una carrera armamentista que fue la que justamente inclinó la balanza a favor de quienes tuvieron la tecnología a su disposición.

Hoy todo ello persiste a gran y pequeña escala, el hombre busca la “mejor manera” de provocar destrucción en “sus enemigos”, para ello se introduce en los laboratorios y crea armas bacteriológicas, trajina en talleres diseñando formas mas aerodinámicas para naves, que se desplazan a velocidades ultrasónicas e indetectables por los radares, pero al mismo tiempo logran blindajes impenetrables. Paralelamente, aunque nos parezca increíble, otros equipos buscan proyectiles más mortíferos y penetrantes, radares mas sofisticados. Tras todo esto se encuentra una estructura de negocios, que corre paralela a la intromisión de intereses políticos en diversos países del mundo, buscando clientes,  pero al mismo tiempo creando “necesidades”, motivando conciencias, para estar siempre a la ofensiva frente a las ambiciones de otros.

Pero todo esto para los países que tienen los bancos mas poderosos del mundo no es un problema, estamos hablando de Japón, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, y todos aquellos que se precian de ser superdesarrollazos, estos países tienen armas en demasía, y lo que hoy es novedad mañana es arcaico y siempre están en la búsqueda de la primacía. Países que siempre fueron fabricantes de armas, naves,  pero al mismo tiempo motivadores de ambiciones, que enfrentaron a los países en guerras fraticidas en donde los únicos que lograban utilidades eran los fabricantes de armas y los dueños de negocios afincados en los países pobres.

Si echamos una mirada al pasado veremos que las naves que se enfrentaron en la Guerra del Pacífico tenían dos orígenes, mientras las naves de Chile eran originarias de astilleros ingleses, las naves peruanas salvo el “Huascar” y la “Independencia”, fueron construidas por los norteamericanos durante la guerra civil que enfrentó a ese país del norte, otra fraticida contienda que hasta hoy ha dejado marcada a esa nación.

Hoy, domingo 12 de Junio del 2005 leemos el titular de un diario: “El plan NAC atacará blancos peruanos, pero también bolivianos y argentinos”  y sigue la nota así: Al descubierto otro programa bélico de armamentismo aéreo chileno, basado en compras de cazabombarderos F-16, prevén que no necesitarán realizar adquisiciones aéreas cuantiosas porque tendrán apoyo norteamericano e inglés

El nuevo NAC consiste en adquisiciones de aviones cazabombarderos F-16, de fabricación norteamericana, de los cuáles ya compraron 10 a fines de la década pasada, y se alista a comprar otras 20, sin contar las diversas flotas de aviones de diversa capacidad de potencia, que se emplazan en bases cercanas a las líneas de frontera.

Yo pregunto: ¿acaso no tenemos bastante ya con las guerras internas que cada país tiene con los flagelos narco-terroristas aquí y en Chile con la agresión a la población indígena que se ha prolongado por siglos? Los mapuches, aymaras y quechuas han sido agredidos de diversas formas, en Chile es mediante la guerra directa, en Perú y Bolivia es mediante la segregación y el olvido, de allí que se originan el separatismo en Bolivia de Santa Cruz y el resto del país y en Perú la relegación de regiones integras a la desesperanza, no obstante ser esas regiones fuente de ingentes riquezas, que solo benefician a sus extractores, ya que el sistema los protege con privilegios tributarios que no refieren utilidades fiscales a la exigua caja gubernamental.

Soldados Bolivianos     Guerra del Chaco            Soldados Paraguayos

Esas guerras internas deberían acabar, pero hacia donde vamos es a la erradicación total de las guerras fraticidas entre países que vieron demarcados sus límites en base a principios impuestos sea por el Papado o por las ambiciones oportunistas que se dieron en diferentes épocas. La Guerra del pacífico bien puede ser llamada la Guerra del Salitre, la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay la “Guerra del petróleo”, la Guerra de Las Malvinas o “Guerra de la Impunidad”, el Conflicto Ecuador Perú o Guerra del Uranio, oro y petróleo, entre 1864 y 1870 Paraguay se vio envuelta entre la ambición de ser anexada y quedó diezmada con ejércitos de ocupación. Así podríamos relacionar una larga lista de guerras, cada cual con sus causales reales que arrastraron a generaciones a la muerte y destrucción. El petróleo es hoy una de las causas mas frecuentes, considerando que el petróleo se acabará, ¿qué vendrá después? 

Ayer el salitre insumo para la fabricación de la pólvora y fertilizantes ocasionó mas de una guerra en el mundo, en esta parte de América Perú, Bolivia y Chile ese vieron envueltas en una guerra fraticida, hoy el petróleo en manos de cuatro empresas Chevron Texaco,  BP (British Petroleum) - Amoco, Shell, Exxon-Mobil (Esso), ocasionan guerras que pasarán a la historia como conflictos con otras causas. Ahora se habla de guerra preventiva, como la desarrollada por EE. UU.  en Irak, aunque mas le corresponde llamársele una guerra inventada, y qué decir de la guerra en Afganistán? Los poderosos imponen “sus normas” mediante el uso de las armas, satanizando pueblos, etiquetándolos como enemigos de la humanidad. Es decir el país donde supuestamente es la cuna de la democracia, demuestra el peor desprecio por la misma. Ecuador Colombia, Bolivia y Perú se encuentran en la mira de estas cuatro empresas, con sus respectivos conflictos, pero eso no es todo, el cobre, oro y el gas son detonantes que  tienen inquietas a poblaciones pero también a países que buscan apoderarse de zonas potencialmente ricas para anexarlas a sus territorios.

Se dice  que mañana se viene la “Guerra del agua” y sabemos que Chile tiene una gran necesidad de ella apara el desarrollo de la zona desértica de Arica, usurpada a Perú, como también requiere del gas como fuente energética y para ello depende de dos países que le limitan: Bolivia y Perú. Incluso se habla de negociar con la necesidad de Bolivia de tener salida al mar Pacífico, para ello negociaría mediante el trueque, amparados constitucionalmente, mas no dando territorio en soberanía asunto, que la misma constitución chilena prohíbe. Mas Bolivia quiere soberanía y en ello se encuentran entrampados hace muchos años. Sin embargo no se debe olvidar las palabras atribuidas al ex ministro chileno Diego Portales, salvajemente asesinado por sus connacionales las primeras horas del  6 de Junio de 1836, quien dijo: "Chile era una larga y angosta faja de terreno a lo largo de Pacífico y que tenía que extenderse a costa de sus vecinos". Es así como le declara la guerra a Bolivia y a Perú, perdemos nosotros el  territorio de Tarapacá y Arica y Bolivia pierde el litoral marítimo. Esa política de expansión a costa de sus vecinos es permanente y la sospecha puede tener algún grado de verosimilitud si consideramos la carrera armamentista en la cual está embarcado hasta la fecha.

Frente a estas situaciones, los comerciantes de armas visitan a los urgidos clientes para pertrecharse de armas cada vez más letales, con la finalidad de amedrentar al vecino y dado el momento oportuno ingresar a ocupar por la fuerza territorios que son materia de ambiciones, como sucedió el 14 de Febrero de 1879 en Antofagasta.

Frente a toda esta realidad quienes ven la posibilidad de enriquecerse son los traficantes de la muerte, los vendedores de armas y embarcan a los países en innobles e insensatas  carreras armamentistas y con ello desvirtuar el gasto público que en vez de ser dedicado a obras sociales se orienta a la compra de barcos, aviones, cohetes y cuanta parafernalia se requiere para lucirla en los desfiles patrios y con ello ostentar de poder frente a la pobreza descarnada que convive con los cuarteles pertrechados y polvorines imbécilmente provistos.

Continuamente leemos en los diarios sobre el incremento de suicidios de madres y jóvenes, desesperados por no tener lo suficiente para hacer frente a la enfermedad, a la falta de recursos para estudiar o la ausencia de alimentos para sus hijos. Comprendemos que el suicidio no debería ser la puerta de escape frente a los problemas, pero muchas personas ven con desesperación cómo los llamados a solucionar los problemas de la sociedad se encuentran involucrados en escándalos, robos, peculados, malversaciones; que cuando se recurre al poder judicial en busca de justicia solo se encuentran con la coima y la desvergonzada postura del “divino juez” que vende sentencias; que frente al abusivo cobro de impuestos coactivos al pueblo, se aprecian los privilegios tributarios a poderosas empresas que revelan utilidades millonarias.

Todo esto requiere urgente reforma y ello solo será posible con el cambio estructural en educación, salud y la recuperación de valores, siendo todo ello necesario de recursos financieros para implementar una base metodológica suficiente para el cambio a corto, mediano y largo plazo y no persistir en contenidos y objetivos caducos que lo único que logran es decepción en masas estudiantiles concientes de un futuro incierto. La salud necesita ser atendida en su verdadera dimensión y no de forma paliativa; que, lo único que se consigue es hacer al organismo vulnerable,  no darle la capacidad de vencer frente a los cada vez más fuertes bacterias, virus y microorganismos que atacan sin misericordia a la humanidad. El gasto público debe ser reorientado a la salud, alimentación y educación, solo así se logrará revertir la situación de empobrecimiento que se hace cada vez más patética en las sociedades tercermundistas y tienen presencia en los países desarrollados que no están exentos de su presencia.

De manera que la producción de armas y el comercio de las mismas es criminal, a mi juicio es un crimen de lesa humanidad crear y comerciar armas, no creo que un padre sienta que hace lo correcto si entrega a sus hijos armas, sabiendo que mas tarde esas armas pueden revertir efectos en hermanos y aún contra ellos mismos. Por eso es que muchos países enfrentan las consecuencias de sus propios errores, forman generaciones de jóvenes guerreros que al retornar a la ciudadanía se convierten en peligrosos en casos de enfrentar situaciones de stress. Por ello es común ver los titulares de diarios con fratricidios, uxoricidios, magnicidios y lo que es mas grave, con que un alumno adolescente dispara una metralleta en medio del salón de clases, dando muerte a sus compañeros, maestros, etc. Pero qué esperar de una sociedad que da licencia a juegos cargados de violencia, donde los niños disparan en el play station, aun antes de aprender a escribir, de manera que el ser humano aprende a matar antes de aprender a leer correctamente y esto le es conveniente al traficante de armas, tener delante una cultura de violencia, ello hará de las naciones poblaciones que solo saben solucionar sus problemas con armas y disparos.

Los traficantes de armas deberían ser denunciados y condenados como seres perversos, porque sencillamente pervierten los instintos y voluntades de la humanidad hacia la consecución de sus objetivos con el uso de la violencia y la muerte. La humanidad conoce hasta el cansancio la terrible secuela de las minas antipersonales, de las guerras bacteriológicas, de las crisis conductuales como consecuencia de los miedos acumulados, de la criminalidad desmedida que recibe como carga “educativa” un soldado, con la única finalidad de conseguir sus objetivos, no importa los medios. Es decir persiste la idea maquiavélica de que “El fin justifica los medios”. Nuestros hijos crecen en medio de una cultura de malsana competitividad en vez de atesorar valores como la solidaridad. La “ley de la selva” se hace cada vez mas patente y se le enseña al niño a sobrevivir eliminando al contrario.

Por eso una vez mas reitero que seguir comprando armas es una conducta imbécil. Perú lejos de ser un país pobre, es un país empobrecido por los políticos que nos gobiernan. No debemos escuchar esas voces que con algunas cacerinas se resuelven los problemas, creo que las cárceles deberían desaparecer y dar paso a colonias penales donde el desadaptado sea reeducado junto a sus familiares, que los colegios deberían estar alejados del elitismo, la educación debe ser una sola, no diferenciada para el rico y el pobre; la salud y seguridad social debería ser globalizada y no privilegiada y menos dirigida a sectores. La sociedad en pleno requiere atención sin distingos ni privilegios. Para ello la comercialización de medicinas debería estar en manos de un sistema controlado y no de intereses particulares;  los hospitales deberían ser de acceso social. Pero para impedir que la enfermedad y las pestes sigan diezmando a la humanidad, la población debe recibir una sana nutrición oral y mental. Para ello contamos todavía con extensas tierras cultivables, erradiquemos la minería que solo envenena nuestras tierras, ríos y lagos, volvamos a las tierras y enrumbemos a la agroindustria. La educación debe ser reformada de tal manera que esta llegue a los últimos rincones y dosificada de manera que las adquisiciones sean aprehendidas y puestas en práctica en el entorno inmediato y de esa manera transformar la sociedad, despertar conciencias, recobrar valores y virtudes que por largo tiempo han estado adormecidas o distorsionadas.  Nuestro país tiene una larga historia de miseria y destrucción como consecuencia de la agresión foránea y la de los propios, que se convirtieron en “vende patrias” y felinillos, que lejos de canalizar beneficios lo único que hicieron es retener información y legislar para sus propios bolsillos o de quienes financiaron sus carreras electoreras.

Concluyo diciendo que los comerciantes de armas, los políticos traidores y las ambiciones desmedidas, son las causantes de nuestro empobrecimiento, que la insana conducta de quienes pervierten conciencias con sus catálogos de tanques y aviones, que recitan letanías dolarizadas en un oído de los políticos, mientras los militares desaprensivos cuchichean al otro oído, para mantener sus privilegios en fuerzas armadas que lejos de traer beneficio a un país solo le ocasionan gasto y mantenimiento a una clase, que mas bien debería dedicarse a sembrar  arando la tierra, dibujando surcos;  abrir carreteras, construir escuelas, hospitales, desarrollar la agroindustria y alfabetizar a nuestro país que aun ostenta lugares en podios negativos, en salud, educación y pobreza.

Jorge Paredes Romero

DNI 10380914