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Ensayo sobre la historia de Mollendo

 

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Jorge Guillermo Paredes Romero

 
 

Pero volvamos a Mollendo el motivo de este ensayo, este Mollendo del siglo XIX en la que predominaron las estructuras de madera, casas, veredas y embarcaciones, edificios devastados por frecuentes incendios que se llevaban en un santiamén fortunas y vidas que no se volverían a recuperar, manzanas enteras fueron devoradas por el fuego, en un lugar donde el agua era escasa y la madera el material para edificar., incluso para hacer aceras peatonales, posteriormente serian reemplazadas por las de piedra.

Recuerdo los relatos de mi abuelo Mariano A. Paredes Suárez., esposo de Josefa Bernedo, relatos  que mis oídos disfrutaron en las noches veraniegas, cuando ambos sentados en el umbral de la puerta de la casa familiar en la calle Comercio 752, alternábamos preguntas y respuestas, que siempre tenían abundante comentario y que se prolongaban por largas horas de tertulia. Un incendio destruyó lo que era su fuente de ingresos y lo mismo sucedió con muchas familias mollendinas, que de la noche a la mañana quedaron en la ruina absoluta. Aun hoy día tenemos una casa construida en madera, la hemos conservado, mas en el interior hay edificaciones de concreto. Trajinar por aquellas habitaciones de madera crujiente, nos trae recuerdos imborrables, si, porque son imposibles de borrar.

   

Me contaba el abuelo Mariano,  relatos en los que no incluía los galeones ni corsarios, porque no los había visto, pero si oído hablar de ellos, de boca de sus antepasados en Islay, la vieja e histórica Islay, pero si me contaba de reminiscencias cercanas a la guerra del Pacífico. Mi abuelo nació el año 1870, de modo que en los años de la guerra, él tenía suficiente edad para darse cuenta lo que hicieron los ambiciosos saqueadores que vinieron del sur, aquellos que desmantelaron la estación y destruyeron patrimonios que los mollendinos construyeron durante años, con altos costos que eran propios de tiempos de bonanza y desarrollo, pero la mano depredadora, con el brillo malévolo en la mirada, estuvo presta a destruirlo, a saquearlo, lo que hizo en todo el país, se llevaron barcos cargados, del cual se apropiaron como "botín de guerra", usurpado con el uso de las armas, corsarios de los que si recibí información fidedigna. Ellos mismos lo registran en sus paginas "épicas", que su misión era "destrucción" y que se embriagaron con el licor robado de los almacenes aduaneros, para luego incendiar y saquear todo cuanto encontraban a su paso.

         

No puede borrarse de mi mente la imagen de estas personas que viven al sur, que están a la espera del momento propicio para echar mano de aquello que no les corresponde, ni por historia ni por derecho, reiterar lo que ya hicieron a finales del siglo XIX, con el apoyo de los ingleses, muy interesados en la explotación del salitre bajo condiciones propicias, a quienes devolvieron el favor durante a Guerra por Las Malvinas, al proporcionar información de inteligencia y permitir pistas de aterrizaje en territorio chileno, tal como lo dejó entrever en su momento la ex ministra Margaret Tatcher. Sin embargo siguen invadiendo con ingentes capitales producto del superávit que tienen de la explotación entre otros del cobre y esos miles de millones de dólares los han invertido en Brasil, Argentina y Perú. Cuando se apoderaron de Antofagasta y Tarapacá tenían ya información de las riquezas que esos territorios almacenaban en sus entrañas. Basta ver en los mapas de abajo donde están las minas que le proporcionan a Chile la riqueza que le permite hoy inmiscuirse en las economías de países vecinos, en su avanzada por lo iniciado en 1879, esos territorios son los usurpados a Bolivia y Perú, de modo que su riqueza es lo que hegemónicamente lograron con el uso de la fuerza.

Hoy, Mollendo debe estar atento al accionar de los vecinos del sur, ya que cuatro o cinco regiones están en las miras de ellos, Arequipa, Moquegua, Tacna,  Puno y Cusco, los del sur están listos para dar el zarpazo. Sus objetivos en 1879 estaban hasta Arequipa y Puno incluidos. Ahora ellos requieren agua y energía urgentemente para la zona norte de su país. Ellos tuvieron que retroceder en sus ambiciones, ya que en esos años tuvieron una guerra interna que enfrentar (1881-1883), algo que les hubiera traído enormes problemas de perderla. Una guerra permanente con los Mapuches, que por muchísimos años permanece latente en el país del sur. No hay que olvidar que los Mapuches son un pueblo aguerrido, en el tiempo de la conquista fue Lautaro el único jefe indígena, quienes no obstante estar en una era tribal, lograron vencer al español Pedro de Valdivia y ejecutarlo, siendo el único caso de aquel entonces, razón por la cual los propósitos ibéricos hacia el sur de Chile fueron abandonados por mucho tiempo. A ese pueblo Mapuche ahora el estado de Chile sigue hostigando y busca su destrucción Vea esta pagina

De modo que Mollendo conoció de cerca lo que significó la Guerra del Pacífico, vio a Grau y el Huáscar, sintió los tacos militares de los chilenos, el Valle de Tambo se resintió al sufrir los desmanes de una soldadesca ebria y algunos desertores que hicieron de las suyas en aquellas hermosas tierras de límpidas aguas y hermosas mujeres. El pillaje, la violación y el desenfreno fue la imagen de la guerra que vio Mollendo y el Valle de Tambo.

 

                  

     

Muchos años después es cuando conocí Mollendo, eran los años cincuenta, aún se sufría por el agua y la energía eléctrica, no había teléfonos, pero la vida era placentera y plena de trabajo y sanas diversiones. Tiempos de playas pobladas, veranos inigualables y parques que se alegraban con las risas infantiles de nuestros amigos y familiares que llegaban de Arequipa y Lima. Todo el año teníamos a donde ir, sea a Las Lomas, al Valle de Tambo por diferentes echas a disfrutar de los encantos de su gente , de sus exquisitas comidas y dulces y de las noches sin fin en épocas veraniegas con la música de los Bocardo. Esos años cuando aún se disfrutaba de albacora, buen cau cau, machas y almejas, cuando era común disfrutar de una buena chicharronada en las cuales los Bejarano eran campeones, del fútbol recio del Marítimo, América, Nacional, Alfonso Ugarte, Inclán y el Boca Juniors del barrio Baca Flor, en partidos memorables en el viejo estadio de madera, rememorado por Bernardino Rodríguez en uno de sus escritos. Tiempos de Nicoli, Lanchipa, Marín, Perea, Longhi, los menciono a ellos por que fueron compañeros de estudios, pero son cientos para recordar, eran tiempos cuando se jugaba la "Polla del fútbol".

           

Transcurrieron tiempos de música de vitrola a manivela, después refrigeradores a kerosén hasta que aparecieron los primeros radios y tocadiscos que vendía Zuzunaga, Zavala o Montufar, tiempos de circos y ranchos en las playas, como la Santos, Tadeo Moscoso o "Fory Fai", de bailes y whisky donde Revilla y "La Cabaña" donde se bailaba al son de la Orquesta Internacional o  el Maestro Ballón y en la fiestas no faltaban las Orquestas Centty, Yalan o los Hermanos Contreras, después vendrían los Hermanos Linarez y otros. Eran mis años juveniles y estuve en más de una orquesta, incluso en las nombradas anteriormente o alternando con ellas.

      

Tiempos en los que el Colegio Nacional "Deán Valdivia" funcionaba aún en la calle Comercio, apenas a seis metros de nuestra casa, pero que lamentablemente nunca llegué a ingresar a sus aulas como estudiante, me correspondió ir al nuevo edificio inaugurado el año 1956, mas arriba del Estadio Municipal. Las compras de útiles escolares donde en la Librería "El Faro", o quizá donde Camargo, zapatos donde Don Marcelino Pacheco o Luna, las medicinas donde Vargas, Bellido o Briceño y la infaltable raspadilla en cualquier esquina donde la preferida era la de limón, sin olvidarse del queso helado en el mercado San José ni del buen churrasco en "San Martín".

Eran tiempos en los que los Santas y los Marus llegaban a la bahía y era todo una acontecimiento verlos fondear. Con quien conversábamos de ello era con mi tío Juan Najarro Revollar, el popular "Gato Najarro", quien trabajaba en la Compañía de Lanchas o la PSNC , Pacific Steam Navegation Company. Épocas doradas para los estibadores que se permitían tener a galleros, estos a los puntos, los contrapuntos, etc., etc.

        

Para recordar esos tiempos tenemos que nombrar a Don Marcelo Delgado Lacroix insigne maestro mollendino,  a Jorge Noé Pérez Rodríguez, solo por rememorar a dos de ellos, pero habrán quienes recuerden a la Profesora Manrique, a don Carlos Cuba, Madre María Rosa, al Profesor Arce, la Profesora Julia Pío, al Profesor Basurco, me dirán como me olvido mencionar al Teacher Salas, a la Sra. Olga, a Galindo personaje pintoresco en Mollendo,  al Regente Olivare o al auxiliar Valdivia y muchos otros más que sería largo enumerar. Colegios como Maria Auxiliadora que funcionaba entonces en la calle Alfonso Ugarte, San Vicente de Paúl, Colegio Barranco, Iquitos, Centro Escolar y ellos profesores Guzmán y Napoleón Bernedo, es decir personajes que hicieron historia en Mollendo.

 

     

Muchas de las ocurrencias de Mollendo son cantadas por el insigne Salvador Quintana, y de eso nos lo recuerda su sobrina Rosa Quintana de Lebbe desde Francia, esa hermosa canción "Puerto Bravo" que le da un honroso segundo nombre a Mollendo, donde degustamos exquisitos manjares como los barquillos, los tallarines con miel, un riquísimo perol, o el refrescante "Chiflay"  que lo comprabas en la esquina de Oviedo.

 

           

Hoy se ha embellecido la hermosa estación del ferrocarril, que otrora fue testigo de nuestros viajes a la ciudad de Arequipa, o simplemente espectar la partida de trenes cargados de mercaderías a distintas ciudades del sur del país y Bolivia o desde las carreteras, las interminables columnas de vehículos en transito a Bolivia, que llegaban de lejanos puertos para nuestro hermano país.

 

     

De mucho de esto nos relata Bernardino Rodríguez en su libro "Un capricho llamado Mollendo" y don Guillermo W. Coloma Elías en "Mollendo Histórico", de esas historias como la del Obelisco que es emblemático en la avenida Mariscal Castilla, que otrora era Las Huertas, por la gran cantidad de huertas que existían en esa calle, donde ibas a degustar frutas y comprar flores para las ocasiones que lo ameritaban, ya que la mayor parte de casas mollendinas contaban con un espacio dedicado a la huerta donde encontrabas hortalizas y frutas, en casas solariegas.

 

 

             

Y así como su gente es su mar, inquieto, que saluda cada año la presencia de nueva gente que le visita y que da testimonio de la belleza de sus playas, donde rompen las olas en un sonido característico, que los mollendinos saben distinguir con amor y respeto.

 

   

 

Pero volvamos un poco atrás, aquellos años en los que Islay, el viejo puerto que causó admiración a mucha gente, que no era lo que realmente se vislumbró para el desarrollo del sur del país, pero que tuvo su momento de gloria, quizá avistado por galeones y filibusteros que se abrigaron alguna vez en sus ensenadas, o bajaron a proveerse de vituallas, esos tiempos en que el gran Deán Valdivia, que nació en 1796, terminado el siglo XVIII y murió acabada la guerra del Pacífico. Esa decir este personaje fue espectador de memorables momentos de la república, desde sus albores, hasta esta infausta guerra. Siempre subsiste una pregunta: ¿Qué hubiera sucedido si la Confederación Perú Bolivia hubiera continuado? Hay quienes dicen que hubiera sido nefasta, ya que Santa Cruz tenía otras intenciones, lo cierto es que quizá Chile no hubiera tenido la oportunidad que se le presentó y que buscó por largos años y que fue postergando por diferentes motivos como la guerra con España en 1866, luego los hechos de la Confederación que se apuró en disolver, con la ayuda de Gamarra y Ramón Castilla, militares peruanos que estaban en Chile por entonces, pero son hechos de análisis histórico más exhaustivo.

 

Justamente es de Chile que es convocado Henry Meiggs, para construir el ferrocarril del sur de Perú, que parte de Mollendo y llega hasta Machupicchu. Este detalle debería ser explotado para organizar eventos turísticos, cruceros que lleguen a Matarani y por vía férrea lleguen estos turistas a Machupicchu, en un tour que recorra diversas regiones y que podría durar un mes entero.

Es a partir de 1871 en que Mollendo empieza a florecer para posteriormente recién ser reconocida como ciudad y luego capital de Islay, las fechas deben revisarse para a partir de ello concretar quién fue en realidad el primer Alcalde de la Provincia de Islay, incluso cuál es la fecha real que debería celebrarse el aniversario de Mollendo. Hay datos que debemos revisar con esmero, quizá hayan documentos en archivos del estado que podrán darnos fechas precisas y así tener una historia precisa de Islay, Mollendo,  sus distritos como también los personajes preclaros del lugar, para dales homenaje nombrando calles, parques, centros educativos, etc. Eso es adquirir identidad y crecer ante los ojos del mundo que es un espectador crítico de lo que publicamos , mas aun tratándose de Mollendo, un lugar que ahora está en la mira de mucha gente: estudiosos, comerciantes, banqueros, etc..

 

  

Es el tiempo cuando las estaciones tanto de Mollendo como de Arequipa, bullen de gente, en toda época, ya que el comercio era continuo y la gente requería trasladarse a Mollendo y viceversa, para arreglar negocios, realizar visitas, por viaje de estudios y sobre todo en verano, cuando bajaban trenes llenos de gente, deseosa de sumergirse en las aguas de nuestro mar. Las casas se poblaban de niños y damas para los fines de semana aumentar esa población que alborozada disfrutaba de los meses veraniegos, que también eran motivo de ingresos extras para muchas personas que tenían casas amplias y rentaban departamentos a familias enteras que llegaban de otros lares.

 

          

Henry Meiggs Williams fallece el 30 de Septiembre de 1877, era un hombre poderoso pero manirroto, podemos apreciar como se giraban billetes firmados por él y una foto de colección donde se aprecia su funeral. Meiggs tiene una historia muy movida y plena de avatares de índole económico, político y aventurero, ya que él era así, muchas veces incomprendido, pero que pudo haber sido la solución para muchos de los problemas que hoy tiene el país. Si su visión ferrocarrilera hubiera sido debidamente explotada y se hubieran encaminado  capitales para lograr esas redes ferroviarias truncadas, hoy Perú sería otro su panorama. Los pocos ferrocarriles construidos son apenas esfuerzos locales de terratenientes y empresas que necesitaron esa vía, pero el gobierno debió haber tendido mayores redes ferroviarias y ello hubiera sido el despegue a una ruta al desarrollo en aquellos tiempos, lo cual si fue hecho en EE.UU.., Europa y otros países progresistas

Detalle artístico del billete o Bono de Meiggs

   

Los años 50 hasta 1960 en que Mollendo brilló y a partir de allí empieza su decadencia económica y es cuando los jóvenes empiezan a mirar Norteamérica como punto de destino, aprender inglés se convierte en un camino para emprender luego viaje al país del norte donde hoy hay una numerosa colonia mollendina, posteriormente ya empiezan ir a España, Alemania, y otros países. Pero mientras tanto el bullir de gente de muchas nacionalidades inunda Mollendo, mercaderías de todo tipo, vehículos en tránsito a Bolivia, ganado, productos para Gloria la empresa láctea como la hojalata, lo cual recuerdo muy bien ya que por entonces trabajaba en la empresa Donnelly. Los dólares de esa época estaban a S/. 26.82 y un sueldo mínimo S/. 500.00 soles, pero una pesquera podía pagar mínimo S/. 1,200.00 soles y la empresa minera de Toquepala aún más.

 

   

Es allí cuando pude apreciar el malecón Ratti construido por el insigne comerciante italo peruano Augusto L. Ratti que llegó a ser congresista de la república y alcalde de Mollendo. Diputado por Islay - Arequipa en 1929 - 1930.

 

 

Esos tiempos en que La Aguadita lucía como vemos en a fotografía, ahora ha sido remodelada, del mismo modo la Piscina Municipal que era alimentada por agua de mar, que es lo que realmente busca la gente cuando viene a Mollendo, no agua dulce, para ello se quedan en las piscinas de Arequipa, pero en fin...  Ya para esos años Daniel Carpio, quien era de Sicuani pero siempre representó a Mollendo, brillaba en costas europeas, después de haberlo hecho en Argentina, siempre dejando en alto el nombre de Perú,

 

 

  

Es hasta esa época en que las lomas aun tenían ese verdor que apreciamos en la foto y cuando las cruces eran motivo de peregrinación y devoción, cuando aun existía la Plaza Leoncio Prado, donde estaba el Cine Mundial, el Asilo de Ancianos y era punto obligado para los juegos nocturnos de los niños que vivían por los alrededores. Cerca estaba la tienda de los Oviedo, donde se disfrutaba del Chiflay o más abajo Forifay a refrescarse con una rica cerveza, aún no existía el Colegio San Francisco, mas si la Capilla de San Francisco de Asís y los recordados sacerdotes Caselli y Zapater, como no recordarlos.  Justamente el Padre Caselli es autor del Himno de Mollendo y Víctor Ponce el autor del escudo de la ciudad, me alegro haber conocido y estrechado las manos de ambos personajes.

   

Hoy, podemos apreciar incólumes, dos plazas que son iconos de convocatoria en Mollendo, la  plaza Bolognesi y la Plaza Grau, ambas nombran a dos héroes innegables de Perú, ambos patronos de sendas armas de guerra, el ejército y la marina, ambas plazas son motivo de júbilo en diversas efemérides patrióticas mollendinas, donde se congregan numerosas multitudes para rememorar eventos pasados o vitorear eventos futuros.

 

Mollendo se distingue por tener muchos edificios de madera, que han perdurado por los años y que teniendo mantenimiento suficiente son capaces de seguir deslumbrando por la belleza de su arquitectura, tal es el caso de numerosas viviendas, su sistema de techos, ventanales y balcones, como la remozada estación del ferrocarril que tiene larga data y fue testigo de numerosas partidas y llegadas de personajes y familias enteras, de despedidas y bienvenidas, de alegrías y tristezas. Estar allí podría traer a la imaginación el sonido inconfundible de las máquinas carboneras y a vapor, de los chirridos metálicos de las ruedas del tren o los quejidos del hierro ante el accionar de un brequero que conocía perfectamente su trabajo, las campanadas de aviso de la partida o los gritos de familiares que tardaban en despedirse de los que viajaban a la ciudad de Arequipa.

  

Hace mas de cuarenta años fue inaugurado el Hospital "Manuel de Torres Muñoz" y apenas unos años que fue remodelado el mercado "San José", la popular recoba, son dos épocas distantes que sin embargo para muchos nos parecen cercanas, como si fuera ayer. Otros conocimos el viejo hospital de madera, al que alguna vez acudimos, donde el Dr. Montoya, quizá fuimos atendidos por Melchor o Antonio Basurco, a donde íbamos por la consabida placa radiográfica que nos pedían para ser matriculados.

El mercado "San José" con sus secciones debidamente remarcadas, donde cotidianamente hacíamos compras para el almuerzo de cada día o la exquisita fruta al mediodía, quizás saboreábamos el refrescante queso helado o la cuajada, mientras escuchábamos los anuncios del León Barboza que con su vozarrón propalaba por los parlantes estratégicamente instalados.

    

Como les dije anteriormente, los puertos de Matarani e Ilo son ahora puntos intermedios en el gran corredor comercial que se ha establecido desde Brasil y Bolivia para Asia Pacífico, esto nos coloca como privilegiados en la gran red tejida desde hace años y que viene culminándose con la construcción de carreteras y puentes a lo largo de miles de kilómetros atravesando selva, sierra , desiertos y quebradas, para poder cumplir con el propósito de proveer mercaderías en un sentido y en el otro, a los países que requieren estos productos. Mollendo es por ello una ciudad que seguirá con su tarea de ser un eslabón más en esta gran cadena comercial y empresarial, por ello debemos prepararnos, para conseguir beneficios de este gran movimiento económico.

   

Pero también debemos preocuparnos por embellecer lo que ya tenemos, por ejemplo el Castillo Forga que ha venido a convertirse en un icono de identidad de estas costas y playas, cuya foto figura en muchos almanaques y vistas de playa a nivel mundial, sin embargo sus interiores están siendo destruidos por vándalos y el accionar del pasar de los años. Allí podrían instalarse quizá unos baños o servicios de talasoterapia, quizá otro servicio de terapias alternativas, lo se por experiencia, ya una de las profesiones que estudié me permite hablar sobre ello, este lugar resulta privilegiado para poder trabajar en toda época del año, no solo en verano, de modo que debemos prestar atención a este edificio, no solo por su prestancia figurativa sino por su localización y que podría ser una fuente de ingresos de considerable magnitud.

     

La isla Ponce y el puente de madera son otros iconos que tienen historia y pertenecen a la de Mollendo, están fuertes y resisten con un buen mantenimiento, una larga vida aun, para ello necesitamos creatividad y así poder extraer de ello la ventaja de transformarlas en imágenes paradigmáticas y así armar un inmenso cuadro que presentaremos a la comunidad internacional, para de esa manera lograr atraer mayor cantidad de turistas y visitantes a lo largo del año, más aún con un muelle artesanal debidamente pertrechado, para actividades pesqueras, no solo de consumo sino también de aventura y deportiva de invierno, con naves o pequeños yates que sabemos han llegado ya a Mollendo con un empresario que pertenece a estas tierras, la Empresa de Servicios Turísticos Tany con su propietario el Sr. Tany Paz

 

   

Hay edificios que tienen larga data, como la Parroquia de la Inmaculada y el Cine Teatro, ambos edificios convocan hasta hoy innumerables personas, mas es la parroquia la que lleva la ventaja por ser un edificio de carácter religioso y tradicional, el cual sabemos fue también remodelado hace poco.

Sabemos que en Mollendo hay resistencia por derruir edificios que pertenecen a su historia, pero deberían tener el mantenimiento adecuado, tanto en el exterior como en sus interiores, para de esa manara lograr una mayor permanencia en la historia mollendina, de no ser así, pasarán unos años y solo nos quedarán las fotografías y los relatos de aquellos sitios, de otra manera debería darse una decisión por alguna alternativa arquitectónica. Mientras tanto recordamos, allí teníamos eventos cinematográficos de renombre que sería largo enumerar, desde seriales, artistas, cantantes famosos, películas de muchas horas, era el escenario obligado para disfrutar un estreno, que convocaba a gente del valle y distritos lejanos, que venían para tal ocasión y familias enteras se acicalaban como para ir a una fiesta. El negro Valdivia era al anfitrión de siempre con Sebastián a la puerta y las ventanillas de tickets abarrotados de personas que pugnaban por ingresar y obtener buena situación como espectadores.

 

     

Con una primera vista de las vetustas calaminas de edificios antiguos, que en su tiempo fueron testigos del boato y las visitas de personas de tierras lejanas, se divisa la belleza de la playa y el litoral del Pacífico, también podemos apreciar una vista de las playas, la cual sabemos que para el 2011 no será igual, ya que será cruzada por unas veredas y allí habrán unos negocios para acudir a las personas que vienen a veranear, esperamos todo sea para beneficio del turista, pero al mismo tiempo tengamos la prevención para las sorpresas que suelen darnos la naturaleza.

     

Estas vistas playeras con el fondo del Castillo Forga, que ha sido un impertérrito   espectador de muchos eventos allí realizados, de salidas de mar, de barcos encallados, de varadas de almejas, de miles de barcos petroleros que llegaron a su cercanía y de bañistas intrépidos que alguna vez perdieron la vida y muchísimos otros que fueron salvados por los brigadistas, que año tras año están allí dispuestos a salvar vidas y lo logran.

Esas playas que vieron por años desfilar millones de bañistas y que quizá se sonrojó ante una venusina figura que descuidadamente dejó caer sus ropas para dar lugar a un brevísimo bikini y hasta probablemente vio muchísimas escenas de amor y pasión juvenil. Es un testigo de muchos años, de haber visto a personajes y gente humilde, de haber escuchado los reclamos del "Campa", ante algún distraído veraneante que alquilaba sus carpas o del chino Lem que también hacía lo propio, alternando con su negocio del almacén que tenía en la esquina de Puno camino al cementerio.

    

Quizá para muchos quien se lleva el premio es el Malecón Ratti, construido en la parte alta de un peñón que domina una vista privilegiada a la costanera, hasta divisar Mejía, lugar de obligada reunión de muchos para jugar, estudiar o desde allí dirigirse a la playa o a otros menesteres. Ha tenido varias remodelaciones y hoy tiene una aspecto muy apropiado para reuniones de tipo social, aunque a veces es ocupado por personas que se dedican a beber u otras actividades y hasta termina de letrina pública, pero que quizá haya sido ya superada esa insana manera de tratar nuestro patrimonio cultural.

Desde el lado norte de este maravilloso mirador, se divisa el muelle que otrora bullía por el comercio, lanchones, donques y trenes que por allí circulaban, el el "toro" es otro testigo de innumerables acontecimientos suscitados en dicho  lugar, en los años 30, del fondeo del abusivo subprefecto Abel Salazar, pero quizá "El toro" no sabía a donde dirigir la mirada., si a la Reina del Pacífico que estaba fondeada en la bahía o al muelle donde era fondeado el mencionado Salazar.

Será corregido y aumentado en unas horas...

Jorge Paredes Romero