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La
corrupción existe porque yo lo permito
Jorge Paredes Romero
Periodista y humanista peruano
El ser humano es un ser pensante y por ende es creador, de modo
que todo cuánto existe es porque nosotros lo hemos ideado y dado
vida.
La dimensión de lo creado será en la medida que lo practiquemos,
lo hagamos y permitamos, si algo no es practicado, repetido o
permitido no tendría existencia.
La corrupción empieza en casa cuando permitimos o elaboramos las
primeras mentiras, no lo hice, yo no fui, dile que no estoy, me
quedé trabajando en la oficina, etc.

Entonces somos los adultos sobre todo los mayores, los responsables
que los valores hayan perdido vigencia, que estén hechos de lado.
Nos engañan en el peso o el precio de algo y nosotros no hacemos
algo para evitarlo o remediarlo, entonces somos coautores de ese
engaño, de ese resquebrajamiento de valores y de allí a un
desfalco o el robo de dinero en un banco, siendo yo el gerente, o
la petición de una coima o receptor de la misma ciertamente hay
distancia, pero esas distancias en si se van acortando, haciendo
imperceptibles, en la medida que vamos reiterando las faltas.

En la escuela el plagio, hasta el maestro que irresponsablemente
ordena un trabajo de investigación y lo aprueba, sabiendo que el
alumno utilizo el Ctrl c, Ctrl v y Ctrl p, es decir copiar pegar e imprimir
y aquel estudiante no leyó ni investigó entonces ese maestro es cómplice
del error y de la falta del estudiante.
El padre que permite que los hijos cometan faltas y no corrige
con su esposa a aquel adolescente, sino que le socapa, estaría
formando un futuro corrupto y deformando lo que es la
disciplina.
Entonces somos nosotros los que vamos haciendo de los niños
futuros funcionarios corruptos o ciudadanos corruptores
Y lo hacemos cuando a la vista de nuestros hijos engañamos a la
empresa o mentimos a nuestros jefes por teléfono e incluso
elucubramos una mentira, para encubrir una falta de nuestros
hijos a una tarea no cumplida o examen plagiado.
Esas "pequeñas faltas" son el inicio de grandes delitos, por eso
aquel hijo que iba a ser ajusticiado por reincidencia en robar, escribió una carta a su
madre y le reclamó por no haberle corregido la primera vez que
llevó un artículo robado a casa, entonces dice aquel joven que
iba a morir, que también ella debería ser ajusticiada con él.
Los delitos van haciéndose grandes de a pocos y la necesidad de
dinero para cubrir falsas necesidades, peor si son vicios y
amantes, empiezan también cuando a nuestros hijos satisfacemos
sus caprichos y no les enseñamos a valorar el dinero y que
aprendan a ganarlo y aprendan a privarse alguna vez, y sepan que
no siempre será fácil conseguirlo todo, pero que tendremos que
esforzarnos para tener dinero y no procurarlo todo con solo
desearlo, ese facilitarles todo son también deformadores del
carácter de nuestros adolescentes y jóvenes hijos.

Del mismo modo cuando damos un dinero al funcionario, al policía,
al político, por un trámite o que se haga de la vista gorda,
estamos alimentando esa corrupción, hoy serán unas monedas,
después serán billetes, mañana serán mayores cantidades, lo
estamos permitiendo, eso es también parte del círculo vicioso de
su existencia
Entonces es la familia el centro clave donde debemos trabajar,
también en la escuela, las instituciones, las personas con las
cuales nos relacionamos, aún en las cosas simples, porque en la
vida lo pequeño se hace también en grande.
Hoy mismo, en este mismo instante, empecemos a trabajar para que
la corrupción disminuya, hasta que podamos decir quizá no que
haya desaparecido, porque el ser humano es hacedor de maldad,
pero por lo menos tendremos el control, habremos luchado y
dejaremos de ser cómplices de aquello, desde el instante en que
no lo permitamos más en el contexto de nuestras vidas, familia o
grupo social.
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