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Y claro que conozco a Gastón Acurio
y conocí a su padre Don Gastón Acurio Velarde, cusqueño, ingeniero y
político peruano que estuvo en actividad hasta el autogolpe de 1992,
y es un caso digno de admirar, por muchas razones y él las dice aquí
en su escrito, creo que debemos apreciar estas líneas y
considerarlas como la mejor motivación para nunca declararse vencido
¡Enhorabuena Gastón!
Carta de Gastón Acurio a un joven cocinero

Jorge Paredes Romero (Humanista)
Hace 25 años, cuando empecé mi carrera, trabaje cerca de dos años
gratis en algunos restaurantes prestigiosos de Europa durante 12
horas diarias sin recibir un solo centavo solo para aprovechar la
oportunidad de aprender. Me molestaba? Sí. Renegaba cuando llegaba
a mi cuarto? Sí. Hoy agradezco esos 2 años que me enseñaron tanto.
De que vivía? Saliendo de ese trabajo me iba a un pequeño local a
trabajar hasta las 2 de la mañana en el cual me pagaban unos pocos
euros. Con ellos pagaba mi cuarto, mis pasajes, mis nostalgias.
Al regresar al Perú, en aquellos años poco de lo que ves hoy
existía. La cocina peruana claro que si existía Igual de rica y
entrañable. Nada hemos inventado los cocineros de hoy en ese
sentido. Sin embargo, lo que ves hoy: una cocina peruana convertida
en un movimiento, una marca, una tendencia de consumo, un concepto
que genera modelos, oportunidades, promociona el Perú, integra a
comunidades, productores, cocineros, comensales, etc. etc. Poco de
ello existía. Por ello es normal que en aquellos años mi familia no
entendiera que yo quisiera ser cocinero. Que todos hicieran lo
posible para convénceme que no lo fuera. Que cuando regresé al Perú,
todos me miraran como el joven que se perdió en el camino.
Es en esas condiciones que llegamos a Lima Astrid y yo. Sin un
centavo en el bolsillo. Sin la confianza de nuestro entorno más
cercano. Con Astrid y sus 5 meses de embarazo. Con una familia en
camino a la que había que sacar adelante en ese escenario claramente
hostil.
Que teníamos en ese momento Astrid y yo?. El amor que nos unía y nos
daba fuerzas. El sueño común de hacer algún día un pequeño y hermoso
restaurante en donde pudiéramos salir adelante juntos. La fe de que
juntos podríamos lograrlo. Eso era todo nuestro patrimonio.
Me contrataron para armar la primera escuela de cocina, que luego se
convertiría en le cordón bleu. A ella en una pastelería a la que
recuerdo iba a recogerla cada tarde y en la que seguía trabajando
con su linda barrigota de ya 9 meses de embarazo.
Asi estuvimos un tiempo, hasta que encontramos un pequeño local en
cantuarias 175 que estaba cerrado varios meses. Su dueña, una señora
noble y buena, venia de tener problemas judiciales con su inquilino
anterior y nos dijo que no lo alquilaría a nadie. Le contamos
nuestros sueño y finalmente nos lo alquilo.
Nos faltaba algo importante. El dinero. No teníamos un centavo.
Tocamos puertas. Todas las puertas. Padres, hermanos, tíos, amigos.
Finalmente logramos reunir 45,000 dólares. Con ese capital prestado
nos íbamos todos los días a comprar materiales para abaratar costos.
Sin arquitectos ni decoradores, preguntábamos por todas partes
consejos para poder lograrlo. Lo logramos. Un 14 de julio de 1994
abrimos Astrid y Gastón.
No hay nada mas triste y angustioso para un cocinero que no lleguen
clientes a tu restaurante. Cuando abrimos solo llegaron 2 personas.
Nadie mas.
Al día siguiente llegaron 8 personas. Al siguiente 15. Y llego el
fin de semana y llegaron 30 personas. 30 PERSONAS!!!!! No estábamos
preparados y todo colapsó El servicio fue un desastre, los
ingredientes se agotaron, todo salió mal. 30 personas era demasiado
para nosotros. (hoy damos de comer cada día a 6,000 personas en todo
el mundo).
En ese momento pensamos que era el fin. Que ese desastre no seria
perdonado por el publico. Que ya nadie vendría , que no podríamos
pagar la deuda, que nuestros hijos no podrían tener un buen colegio
donde educarse, que el mundo se nos venía abajo. Al igual que tu, la
angustia nos invadía. Lo superamos.
Recuerdo que trabajábamos todo el día sin parar. Yo llegaba a las 8
de la mañana y tenia que ver la cocina, las compras, el servicio,
las cuentas. Me iba a las 2 de la mañana. De lunes a domingo y sin
vacaciones durante 5 años. Había que salir adelante. Recuerdo que
Astrid con sus 21 años, enfrentaba cada día el salón como una mujer
curtida en mil batallas. Eran otros tiempos. La sociedad limeña de
aquel entonces no era como la de hoy. No era fácil. Pero allí
estaba. Con su dulce mirada y sonrisa, con su espontaneidad en la
piel, con su carácter alemán franco y sincero. Pero sobretodo con el
buen corazón del cual me enamore. Al final de la noche, recuerdo
como se llevaba los manteles y las servilletas a la casa porque no
podíamos pagar una lavandería. Había que pagar las deudas.
Día a día luchándolo como una hermosa batalla, en la que el amor, la
fe y la convicción nos mantuvo unidos hasta que finalmente logramos
lo que habíamos soñado. Tener un hermoso restaurante, con deudas
pagadas, con proveedores y trabajadores con los cuales aprendíamos
juntos cada día con clientes estables y felices que aliviaron
nuestras angustias y nos permitieron seguir nuestro camino como
hasta hoy.
El resto, es historia conocida que seguramente ya conoces.
Hoy son muchos los chicos jóvenes como tu que buscan su sueño. A
algunos la desilusión los embarga. Otros ya están en carrera hacia
el éxito. Unos en este momento reniegan como yo en su momento, por
la dureza del horario. Otros como hormiguitas, están concentrados
aprendiendo, avanzando, haciendo. Lo cierto es que hoy las
oportunidades que tienes son muchísimas mas que las que habían
antes. Libros, televisión, restaurantes dentro y fuera del Perú,
industrias alimentarias, enseñanza, solidaridad, ecología, turismo y
muchas mas oportunidades que podrás elegir. Hoy tienes modelos en
cada área que te permiten soñar y saber que si es posible lograrlo.
Hoy tienes ejemplos en todo nivel que pueden contarte esta misma
historia que yo te estoy contando de manera que puedas recuperar esa
tranquilidad que hoy sientes perdida.
Querido Rafo, compatriota, colega, amigo:
Trabaja, escucha, pregunta y aprende con humildad.
Celebra el éxito ajeno como tuyo y acude en ayuda del caído como si
fuese tu caída.
Disfruta cada momento como si fuese el ultimo intentado con tus
actos ser feliz mientras haces felices a los demás.
Nunca sientas que lo que haces es perfecto. Siempre puede ser mejor
Y sobretodo, cuando el éxito te sonría, que estoy seguro te
sonreirá, no olvides nunca que el éxito es efímero. Que nunca lo
buscaste. Que tu verdadero sueño siempre fue ser cocinero, cocinar,
hacer feliz a la gente con lo que haces y con ello tu ser feliz.
Ama a tu patria, agradece siempre a los que te apoyaron y ayuda
siempre a los que puedas ayudar con tu trabajo.
Mira a tu alrededor para aprender, nunca para criticar ni juzgar.
Mantén vivo al niño que llevas dentro, haz cosas todo el tiempo y
luego déjalas ir, comparte todo lo que descubras porque así harás
algo nuevo siempre,
que el miedo no te detenga, no importa si te equivocas, escucha tu
voz interior y lánzate a hacer realidad tus sueños, a enfrentar tus
batallas, a vivir con honor.
Hoy comienzas una etapa, una hermosa etapa.
Aqui estamos contigo.
Un abrazo
Gaston
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