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Timidez infantil
Opiniones personales y adaptaciones de otras
expuestas en la red
Jorge Paredes Romero
Periodista y humanista peruano
La timidez infantil no es una enfermedad y no debe afectar a la niña o niño
de forma negativa, puede preocupar a los padres la dificultad del
niño para desenvolverse en el ámbito social o el escolar, pero esta
preocupación no debe ser percibida por el menor. Por otro lado, la falta de interacciones del menor tímido puede derivar en
posteriores déficit afectivos y emocionales, al no integrarse igual
que el resto de sus compañeros en el grupo mayor, el pequeño puede llegar
a aislarse, lo que provocará el rechazo por parte de los demás.
Los niños que ya en la edad preescolar muestran signos evidentes de
timidez, tienen mayor riesgo de fracasar en el ámbito académico
porque estos niños tímidos tendrán una menor participación en las
actividades de aula. Los
niños tímidos tienden a pasar inadvertidos en el aula y no se
involucran en las actividades de la clase, además el comportamiento
no problemático de estos pequeños provoca que reciban poca atención
por parte del profesorado.
La timidez infantil puede aparecer a partir del primer año del bebé,
justo cuando inician sus miedos a la separación de sus padres, en
estos casos es una reacción habitual, una respuesta lógica del
pequeño ante lo desconocido. Alrededor de los tres años, se debe
enfrentar a un nuevo contexto social: el inicio del periodo escolar.
Esta etapa puede acentuar esta conducta retraída hacia las
situaciones nuevas.
Es normal que los niños reaccionen negativamente ante la posibilidad
de “ser abandonados” en la escuela, ellos se sienten así, y entran
en pánico, entonces los padres optan por retornarlos a casa, lo cual
no debe ser considerado malo tampoco. EL Holismo considera que al
niño no debe alejársele del ambiente familiar, y forzadamente
dejarlo en el ambiente escolar, más aun considerando el tipo de
aprendizajes que allí tendría y la no posibilidad de conseguir una
mejor maduración, peor aún con el apresuramiento de los academismos
de los centros de educación inicial del día de hoy. Lamentablemente
eso sucede, entonces algunos padres optan por tenerlos en casa, pero
deben tener programas que permitan que estos niños maduren, a los
padres observar
sus inteligencias, para aprestarlos con ayudas externas como
lecturas, juguetes, instrumentos, etc., de modo que en una segunda
oportunidad pueda el niño comprender que su pánico no tiene
fundamento y pueda aceptar quedarse en la escuela.
La timidez es un rasgo de la personalidad que está presente en el
15% de los niños menores de seis años. La timidez del niño aumenta
durante la adolescencia, las estadísticas nos dicen que el 46% de
los jóvenes se reconocen como tímidos. En la adolescencia, la
timidez es aún más latente. Los adolescentes de entre 13 y 18 años
se consideran tímidos, una percepción más frecuente en las chicas
que en los chicos.
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¿Cómo reconocer al niño tímido?
El niño tímido suele mostrar las siguientes actitudes:
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Intenta evitar a las personas que no le resultan familiares.
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Prefieren estar solos, antes que integrarse en un grupo.
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Si están con otros menores, suelen ser muy callados y poco participativos.
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Se muestran miedosos y recelosos con todo lo que desconocen.
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Los padres deben estar alerta ante estas señales, con el fin de
intentar evitar que estos primeros signos de timidez puedan
acrecentarse y deriven más adelante en una dificultad para
establecer relaciones sociales.
- Se recomienda a los progenitores que
observen al niño cuando interactúa con los demás, que pregunten a
las personas de su entorno (profesores u otros pequeños) e incluso
hablen con el menor sobre sus dificultades. |
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Probables causas de la timidez infantil
Algunos expertos opinan que el niño tímido nace, pero hay otros que
dicen también se hace y es que se han llevado a cabo una serie de estudios, para determinar el origen
genético de la timidez. Una de sus principales conclusiones, tras
analizar a un grupo de 400 bebés de cuatro meses, es que el 20% de
los niños nacen con una predisposición para ser tímidos, son bebés
que se muestran más callados, vigilantes e inquietos ante
situaciones nuevas.
Sin embargo, gracias a la intervención positiva de sus padres y su
entorno, más de la mitad de estos pequeños superan esta cualidad
genética y no son tímidos cuando crecen. El factor genético, por
tanto, no es determinante ya que el 20% de los niños que no muestran
signos de timidez en la infancia pueden después desarrollar este
rasgo de su personalidad, a raíz de experiencias sociales negativas
o de unas condiciones familiares inadecuadas.
Consejos para ayudar a vencer la timidez
No se les debe forzar a saludar,
tampoco decirles "no te escondas" o "vete a jugar con los
niños". Algunos padres ante la timidez de su hijo les insisten en
que sea abierto y les exigen para que tengan una conducta para la
que no están preparados. "Lo mejor que podemos hacer es no insistir,
ni forzarle, ni obligarle; cuanto más le digamos, menos
conseguiremos" sino más bien prepararles, proporcionarles
estrategias o argumentos y premiarles cuando tengan algún adelanto.
Evite la sobreprotección, porque los padres sobre-protectores toman la
palabra en el nombre de su hijo y acuden a consolarle cada vez que
se muestra retraído, esto, no ayuda a que el niño
supere poco a poco su timidez. Tampoco es aconsejable evitar a toda
costa las situaciones que pueden ser incómodas para el pequeño,
mejor es que las enfrenten, evitar estén solas, ya que el
aislamiento social solo acrecienta el problema.
No etiquetar ni colocar apodos ya que
las etiquetas a los menores son peligrosas. No es
recomendable escudar ante los demás la actitud del pequeño con el
clásico "es muy tímido". Ante una situación nueva, es mejor dejar
que se relaje poco a poco, hasta que la acepte con normalidad.
A padres sociables corresponderán niños sociables,
debido a que si los pequeños observan que sus
progenitores adoptan un comportamiento y una actitud sociable ante
las circunstancias nuevas (no se muestran inhibidos, ni retraídos
cuando conocen a alguien o llegan a un sitio desconocido),
aprenderán y asumirán esta forma de actuar con toda naturalidad de
sus padres.
Tener mayores oportunidades para relacionarse,
para ello quedar para comer o salir con otras
familias que tengan niños de su edad, invitar a algún amigo (a) a comer o a
dormir en casa, apuntarle a un deporte en equipo o salir con
frecuencia al parque son algunas de las oportunidades que los padres
pueden ofrecer a sus hijos tímidos para que practiquen sus
habilidades sociales. De acuerdo a la edad, es importante acompañarle para
proporcionarle la seguridad que necesita y, poco a poco, dejar que
se adapte con naturalidad a las nuevas situaciones.
Siempre reconocer sus méritos, para
ello bastará un pequeño gesto, una frase o algo parecido, lo que
hizo supone un
importante esfuerzo para un niño tímido, por eso es importante que
los padres valoren todas las actitudes positivas ante la timidez y
reconozcan con palabras el mérito del pequeño, este reconocimiento
le ayudará a confiar en sus capacidades y le hará sentirse más
seguro en futuras ocasiones.
La importancia del entorno familiar
La familia es el pilar más importante en el que se apoya el menor
durante su infancia, de modo que todo lo que ocurre en el hogar
puede influir positiva o negativamente en el desarrollo posterior de su carácter y de sus
cualidades, entre ellas ser más o menos extrovertido o inhibido.
Un entorno propicio para superar la timidez es aquel donde
proporcionan al niño seguridad y estabilidad emocional, tranquilidad
y muestras físicas de afecto frecuentes como abrazos o besos.
La timidez del niño puede vencerse en
un entorno familiar seguro, pero
sin sobreprotección.
Por el contrario, la sobreprotección, el estrés de los padres o las
conductas poco socializadoras de la familia tendrán un efecto
negativo, sobre el comportamiento social del pequeño. La mayor influencia
en la timidez de sus niños recae en la figura materna porque son las
personas que más están en contacto con ellos, de modo que los hijos de las
madres más estresadas y con una vida social más escasa, son los que
tienen más probabilidades de ir acompañados por su timidez hasta la
adolescencia.
Algunas técnicas coadyuvantes
A continuación algunas técnicas y
estrategias, que los padres pueden
poner en marcha para entrenar a su hijo, en el uso de las habilidades
sociales. Como cada niño es diferente, es un mundo, quizá se debe probar unas
cuantas, hasta encontrar las más adecuadas para él o la niña. Todas ellas
requieren paciencia y constancia, ya que los resultados no aparecerán
el primer día.
Al infante hay que ponerle pequeñas metas, encaminadas a que vaya siendo más abierto,
según vaya lográndolas, se podrá ir proponiéndole metas mayores. Se
puede empezar por saludar con la mano cuando alguien nos dice hola,
hasta terminar hablando enfrente de todo un grupo. Es importante ir
adaptando las metas a sus capacidades y no forzarle a realizar
ninguna para la que no esté preparado.
Como dijimos antes, es bueno alabar el comportamiento de los niños abiertos,
pero también no hacerles reproches
ni comparaciones, tampoco hacerle elogios generales del tipo “Mira
que bien se comporta este chico”, intente ser concreta/o para que el
niño sepa cuál es el comportamiento que se está elogiando. Por
ejemplo, “este niño ha sido muy educado al venir a saludarnos”.
Los padres deben convertirse en un buen modelo,
actuando como una persona abierta cuando
su hijo esté observándole, salude a la gente del barrio, mantenga
conversaciones con vecinos, invite a familiares, amigos y niños de
la edad de tu hijo a casa… Esto último dará a su hijo/a, mayores posibilidades
de practicar las habilidades sociales que haya ido aprendiendo.
Cuantas más veces los invites, más cómodo se sentirá tu hijo y
tendrá más posibilidades de superar su timidez.
Ayude a su hijo a relacionarse con otros niños, mas si no sabe hacerlo,
déle instrucciones concretas (“acércate a esos niños y pregúntales
si puedes jugar con ellos”). No fuerces al niño si no quiere
hacerlo. Prueba con situaciones que puedan causarle menos ansiedad,
como acercarse a un niño solo en lugar de a un grupo o juntarse con
niños más pequeños, que suelen resultarles menos amenazantes.
Recompensa a tu hijo por comportarse de manera abierta,
no se fije
sólo en lo negativo ni le reproche o critique su timidez, ya que
con ello podría reforzarla. Fíjese en sus mejoras y prémielas, a
ser posible con premios elegidos por el niño. Los premios no tienen
que ser materiales. Muchas veces llevarle a ver una película o salir
toda la familia junta a un sitio que él haya elegido, puede resultar
mucho más reforzante.
Utiliza el juego para practicar habilidades sociales,
puede
practicar en el juego situaciones en las que dos personas se
conocen, hablan de temas en común y se hacen amigas, cómo
despedirse, cómo dar las gracias, cómo pedir un favor… Después
puede intercambiar los papeles. Si el niño es muy tímido para
escenificar esas situaciones, se puede hacer con muñecos.
Empareje a su niño con otro en las situaciones sociales y póngales a
jugar a algo juntos, así habrá facilitado la relación, ya que habrá
Ud.
ayudado a su hijo/a, en las fases que más ansiedad le provocan
(acercarse a un desconocido, saludar, presentarse, pedirle que
juegue…). Si ya asiste a la escuela o a una academia, hable con la profesora para que en clase le siente con
alguien afín y por el que no se sienta amenazado.
Involucra en el proceso de mejora a todos los adultos con los que el
niño tenga una relación importante (familiares, niñera, profesores,
psicólogo escolar…). Todos deben estar enterados de las técnicas que
estás poniendo en práctica y ayudarte en todo lo posible.
Asegúrese de estar adecuando sus expectativas a las posibilidades de
su hijo, tanto esperar demasiado como muy poco, reducirá su
autoestima y aumentará su timidez, siempre busque posiciones medias,
no exagerar.
Ayuda al niño a acostumbrarse a las situaciones que teme,
para ello puede Ud.
dividir la situación en pasos a los que el niño vaya haciendo frente
de manera gradual. Por ejemplo, si queremos que se ponga a jugar con
otros niños en el parque, podemos comenzar por sentarnos a mirarles
en un banco a varios metros de distancia. Al día siguiente, podemos
hacer lo mismo pero sentados en el banco más cerca o al lado. Al siguiente,
podemos pedir a nuestro niño que les salude al llegar. Así, poco a
poco, conseguiremos la meta reduciendo la ansiedad del niño.
Consulte a un psicólogo o psiquiatra infantil
si su hijo no
responde a ninguna de estas técnicas o considera que la timidez de
su hijo es un problema grave que le está afectando profundamente,
póngase en contacto cuanto antes con un psicólogo o psiquiatra
infantil especializado en timidez. Este problema no suele
desaparecer por sí solo y cuanto más tiempo pase su hijo evitando a
los demás y aislándose, más difícil le resultará integrarse en el
futuro.
Jorge Paredes Romero
DNI 10380914 |
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