Página del Valle de Tambo

Provincia de Islay, Mollendo

Valle de Tambo, Islay, Mollendo, Perú, Arequipa, Cocachacra, La Punta de Bombón, La Curva

Una nota

Conocí al Ing. Jorge Torres a través de la red y hoy aparte de obsequiarnos esta bella vista de un sector de La Punta de Bombón con la imagen del Templo nos entrega un artículo referente al líquido elemento, disfrutemos de ambos...

Apreciado amigo JORGE, conforme le comuniqué la necesidad de contar en sus paginas con artículos sobre reflexiones ambientales, en esta oportunidad le estoy enviando una pertinente al problema del agua donde sus usos y gestiones no permiten una mejor posibilidad para la convivencia de nuestros pueblos hermanos.
En tal sentido, me he permitido darle el siguiente título

ALGO TENDRÁ EL AGUA CUANDO LA BENDICEN

La actitud humana frente a este elemento depende de su abundancia, si es abundante es gratuita y se emplea para cualquier uso, generalmente de una forma despilfarradora, si escasea, se convierte en una mercancía valiosísima que da lugar a disputas e incluso luchas entre quienes la utilizan.
Desde siempre, el agua ha jugado un papel esencial en la organización y desarrollo de los poblamientos humanos, la calidad de vida siempre ha estado asociada a la disponibilidad del agua. Si nos trasladamos a fechas recientes, del mismo modo que los minerales han sido los nutrientes, la materia prima para construir la civilización industrial moderna, pues el agua ha sido su disolvente básico. De esta forma se ha conseguido hacer productivas zonas áridas, rutas de transporte, evacuar residuos, obtener energía, realizar procesos industriales, etc. Pero además de este consumo cada vez mas importante, de producción en sentido tecnológico existe otro tipo de demandas de agua.
Por una parte existe una demanda fisiológica o de subsistencia, es decir el agua necesaria para mantener nuestro equilibrio hídrico. Las cifras son muy parecidas para todos los individuos en condiciones normales de actividad [ unos dos litros de agua ]
Por otra, hay una demanda que podríamos llamar cultural, es decir, el agua que empleamos para bañarnos, lavar, inodoro, piscinas , riegos, fuentes, etc
Si la demanda fisiológica es prácticamente la misma para todos, no ocurre lo mismo con la demanda cultural, en donde existen asimetrías muy marcadas entre pueblos con problemas graves para satisfacer el consumo biológico y otros en que la demanda crece de una forma constante, actuando como si las disponibilidades del recurso fueran prácticamente ilimitadas.
Con seguridad, podemos afirmar que la gestión de los recursos hídricos constituye uno de los problemas ambientales críticos de nuestra sociedad. Cada vez es mas frecuente en los foros tanto regionales, nacionales e internacionales oír hablar de un nuevo desafío de nuestra sociedad, la denominada crisis del agua..
Parece claro que la posición a adoptar frente a este cuadro altamente preocupante no es de indeferencia tranquila, fundamentada en la confianza en una tecnología capaz de captar, embalsar y distribuir el agua donde esté, ni de una visión catastrofista, que fácilmente degenera hacia un fuerte inmovilismo.
Ni un optimismo beato ni un pesimismo exagerado parecen ser las posturas mas adecuadas a adoptar. Habría que buscar una linea entre ambos extremos, que pasa por conocer la base de los problemas relacionados con la naturaleza y explotación de este recurso. Esto significa que tenemos que explorar los múltiples aspectos de su naturaleza fisico-quimica, sus rutas, su desigual distribución espacio - temporal, su papel en el funcionamiento de los sistemas ecológicos y sus relaciones con los sistemas humanos, Tenemos que basar nuestro análisis y planificación del recurso en programas de investigación básica y aplicada.
La gestión del agua debe basarse, por tanto en medidas bien fundadas ecológicamente, económicamente viables, factibles técnicamente y que gocen de aceptación de la población para que las medidas de ahorro y uso racional del recurso formen parte de nuestro comportamiento habitual.
Para cambiar la dinámica actual, es necesaria una EDUCACIÓN AMBIENTAL a diferentes niveles, incluso un reciclado de políticos, planificadores y técnicos para que adquieran un cierto nivel de conciencia ecológica en la gestión de los recursos hídricos. Las nuevas políticas hidrológicas y sus concreciones en planes para la gestión y usos de este elemento básico no deberían centrarse únicamente en cómo obtener nuevos recursos sino, además, en optimizar la gestión de los ya disponibles. Es necesario unir a las grandes inversiones tecnológicas programas de educación y concienciación social que propicien una nueva cultura del agua.
Y en la búsqueda de principios que puedan funcionar como rectores de una actitud correcta hacia el entorno viene a mi mente el principio de equidad pero no como tratamiento igualitario, sino como un principio basado en la responsabilidad moral de ayudar a los otros a crecer desde sus propias capacidades y condicionamientos, de manera diferenciada.
En nuestra tradición cultural, el conflicto y el desorden están asociados a la idea del mal, al perjuicio, a aquello de lo que es necesario huir, pero también debemos enseñar para buscar el orden y no escapar de situaciones que exigen nuevos planteamientos ejercitando sobre todo pronunciamientos con claridad y coherencia en cualquier confrontación de intereses, en la negociación, en la capacidad para situarse en las posiciones del otro, sabiendo que de tales implicaciones personales en el conflicto no se derivan daños sino un crecimiento auténtico en el ser de cada uno, mayor capacidad para comprender la realidad y una mejor posibilidad para la convivencia.

Master Ing. Jorge Torres Cáceres

Consultor Ambiental

 

Es bueno tener información para descubrir y defenderse del poder oculto que destruye a la humanidad, que las amenazas no nos intimiden.
 
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