Estamos ya en la recta final de la gran batalla por la Presidencia de la República de Perú y por ende, por tener una mayoría significativa en el Legislativo. Solo así podrá asegurarse un período gubernamental, con el equilibrio suficiente para poder desarrollar un Plan de Gobierno, que consiga un despegue para la economía nacional y logre vencer la extrema pobreza en el país al más corto plazo, sin que ello deje de significar todavía un período de ajustes y medidas, pero con la tendencia a crecer y ver en un futuro no muy lejano, a nuestros hijos en un país próspero y con esperanzas de una mejor calidad de vida.

Sin embargo, así como existe un clima de expectativa mezclado con la esperanza, hay turbación entre quienes temen que los resultados del 9 de Abril del 2006, signifiquen el encumbramiento de Ollanta Humala al sillón presidencial, esto para quienes tienen el optimismo de lograr una victoria en primera vuelta, esto es posible de acuerdo a las encuestas realizadas en todo este tiempo, especialmente para los analistas que perciben un alto porcentaje de preferencia por dicho candidato, en las zonas rurales y provinciales. 

Esa turbación, miedo, histeria, hasta espanto, es consecuencia de los mitos que se han regado en los corrillos políticos y periodísticos, siendo estos últimos los encargados de diseminarlos por los medios de comunicación a los confines de la patria. El acercamiento a personajes como Chávez y Morales y las reiteradas intervenciones de sus hermanos y padres en declaraciones que fueron corregidas y aumentadas, acrecienta esa desazón, en quienes se consideraron siempre los amos de la economía, los que distribuyeron la riqueza a su antojo, los que dilapidaron las arcas fiscales para bien de sus amigos y tuvieron al nepotismo como conducta diaria; desazón para quienes estuvieron siempre en la repartija de los bienes nacionales y nunca hicieron algo por ser solidarios con los más pobres; aquellos que vivieron siempre a expensas del fisco, argumentando ser reformistas en salud, educación y vivienda, pero solo fueron rémora y parásitos, para vivir ya sea de la tajada de la torta o de los mendrugos que caían de la mesa de los ejecutores de planes nacionales de empobrecimiento.  

Ahora es el crujir de dientes de quienes saben qué comportamiento tuvieron bajo el amparo de ser demócratas, de gobernarnos bajo el manto de una “legalidad” precaria, que solo se sostenía por obra y gracia de la fuerza represiva, amante del halago y la ceremonial medalla, la misma que recibió el escritor y aprovechó para irrumpir en la conciencia nacional, como si fuera un conciudadano, no siendo más que un visitante inoportuno, que hizo gala de un verbo prefabricado, para demostrar que aún sangra por la herida del pasado.  

Muchas decisiones que subyugaron al país, se tomaron en los clubes y las casas de playa de los magnates, en conversaciones subterráneas como la que escuchamos en su momento, entre un político tradicional y un broadcaster que tiene un historial, de haber intervenido en palaciegos acuerdos. Y es que nuestro destino se manejó siempre de esa manera, nuestra pobreza es resultado de las maquinaciones oscuras de quienes se auto titularon dueños de la patria, como si fueran nuestros curadores, designándonos de esa manera como millones de discapacitados para dirigir nuestro propio destino. Ellos se sustantivaron como los únicos capaces de dirigir los destinos de la nación, considerando a la mano de obra barata y presta a recibir los bajos salarios, por horarios de trabajo esclavizantes,  propios de coloniaje o de virreinales tiempos.  

Ellos son los que están temerosos que esto se les acabe, que ya no tengan a mano los instrumentos de coerción, que se les acaben los privilegios y que su rol  de felipillos, que ha sido fuente de sus ingresos fenezcan, ya que las transnacionales les urgen que den la batalla para  mantener sus privilegios, que a su vez permite que aquellos sigan usufructuando de nuestras riquezas a cambio de nada y que las comunidades sigan siendo arrinconadas a la enfermedad, analfabetismo, contaminación y destrucción en reservas improductivas, destruyendo nuestro habitat, nuestras agricultura y nuestro futuro.  

Ahora se tejen fábulas acerca de lo que en su momento dijeron sus padres o aún dicen sus hermanos, de nada valen las aclaraciones de la persona, del ciudadano, de Ollanta, que es el responsable de un frente que ha tomado la responsabilidad de devolvernos la dignidad y el honor, de ser los actores y productores de nuestro propio destino y no de continuar con la “peliculina” de los palaciegos gobernantes que arrastran cohortes de parásitos tras de sí.  

Por eso, ellos, los políticos tradicionales, los que siempre mintieron y asesinaron sin misericordia a nuestros hermanos, utilizando la tortura del hambre, de la ignorancia y la irresponsabilidad en atender nuestra salud, ahora se visten de silicio, corretean las calles, venden una imagen distorsionada, ellos creen que todos son de su condición y se desgañitan afirmando que Ollanta miente, que Ollanta oculta oscuras tendencias, eso bajo el adagio: “El ladrón cree que todos son de su condición”  

¿Qué saben ellos de estar en un frente de batalla? ¿Qué experiencia tienen de cuartel? ¿Qué noción tienen de estar frente al enemigo, frente a gente armada y que sin miramiento alguno siembra bombas en medio de las poblaciones y  no solo luchar por su vida, sino enfrentarse a ellos con coraje y entrega? No, ellos no saben de eso, solo se dedicaron a convencerse a si mismos, a luchar con sus demonios  y utilizar el verbo florido desde un escaño. Esa es la diferencia, entonces no vengan a corregir la plana a un soldado que se la jugó cuando ellos estaban en sus escritorios redactando discursos para engatusar al pueblo. ¡Esa es la diferencia!  

La clase política reinante ha tenido mil y una oportunidades y las desperdiciaron. ¿Qué hicieron esos políticos para procurar bienestar a millones de peruanos que vez tras vez votó por ellos, creyendo en sus discursos, llenándose los ojos con sus posturas histriónicas? Un líder auténtico no necesita de bailecitos ni maquillajes para presentar sus propuestas, no procura la diatriba ni se ensaña con el rival; un líder descubre su alma y la brinda al pueblo, le dice lo que siente, lo que sufre con él, lo que sabe que está mal y lo corregirá; es el que pone el pecho con virilidad y no se esconde tras los millones de los banqueros, ni utiliza la retórica para enredar a las masas. Un líder es auténtico, no precisa de libretos, tampoco de trasnochados discursos; el líder tampoco improvisa, ya que conoce la realidad, convive con la necesidad de su pueblo, y si le cupo desempeñar un cargo lo hizo con disciplina y holgura, pero no lo compró ni lo alquiló, lo mereció. ¡
Esa es la diferencia!

El país siempre buscó la señal que se avecine una auténtica reforma social, donde la ciudadanía tenga una  mayor y mejor participación, con el cumplimiento de aquello que reza: “el obrero es digno de su salario” y  de “que no es bueno colocar bozal al buey que trilla” pero hasta aquí ellos se la llevaron toda; la educación es privilegio de los ricos, la salud pública un desastre, la seguridad social un negocio. Se ha negociado con la necesidad de promover la pequeña y mediana empresa, se han construido épicas loas al agro abandonado, la seguridad ciudadana es un caos, ya nadie se siente seguro, la misma fuerza pública delinque, el transporte es un río desbordado, los servicios un negocio para el mejor postor. Es decir todo es una babilonia al servicio del poderoso. A él le conviene el caos la dependencia, la ignorancia, el conformismo y la abulia, por eso la mantiene, porque así le es más fácil gobernar.

Frente a esto permanentemente se han levantado las masas, exponiendo sus preocupaciones, clamando y reclamando, frente al desenfado y cinismo de quienes dicen ser los demócratas en el gobierno.

Qué descaro, qué cinismo, como dicen por el sur: “son unos cara de palo, no tienen sangre en la cara”  

¿Más de lo mismo...?

Apenas estamos a escasos diez días de las elecciones en Perú y el tema de toda sobremesa o reunión social es necesariamente político; surgen las alternativas, las preferencias y las críticas, pero lo que nadie pone en el tapete es que, cierta tendencia busca más de lo mismo, quizá inconscientemente procurará caer en la misma miasma de siempre, con los líderes políticos que se perpetúan en el poder, con gente de prontuario político negativo.

Ayer, tenía a mi madre de visita en casa y nos pusimos a revisar las listas de candidatos al Congreso y nos encontramos con los mismos nombres, las mismas caras  y las sempiternas promesas. Hay quienes descaradamente se atreven a decir que ellos siempre trabajaron, que fueron honrados, honestos y demócratas, cuando la realidad nos da otra lectura. Les vimos mentir, calumniar y les escuchamos hacer planes siniestros en componenda con empresarios de oscura trayectoria en Perú y ahora se encaraman en sus listas de 120 congresistas, están en los primeros lugares de la misma; hay quienes elaboran discursos con verdades reiteradas por enésima vez y que nunca pusieron en practica, solo las enunciaron y sin la mínima muestra de sensibilidad, una vez en su curul, se olvidan de aquellas caminatas en los mercados y de sus discursos callejeros en los mítines rocambolescos que ahora presenciamos, y por supuesto, hay quienes por primera vez están en la línea de partida, con nobles propuestas, pero que no tendrán, salvo raras excepciones, llegar a la meta de ser congresistas, para en el serpentín de la intolerancia, perderse como uno más de los corruptos que hicieron resonar sus taconeos en los pasos perdidos.

Lo cierto es que, lo que se descubrió de manera tan ominosa en la ultima década del siglo pasado, no es novedad, es algo que siempre sucedió y que seguirá ocurriendo, no fue solo Montesinos y Fujimori la dupla que corrompió al país, ellos la encontraron así, hoy es lo mismo, quizá peor, lo único que sucedió es que se destapó la olla de la corruptela, se estremeció la población y se rasgaron las vestiduras aquellos que fueron sus propios cómplices.

Siempre hemos vivido en la podredumbre del robo, la mentira y la traición, nunca estuvimos alejados de ello, lamentablemente una incultura se mueve a lo largo y ancho del país, donde los vecinos de una trabajadora madre le acechan hasta que llega el momento de introducirse a su chacra y robarse los racimos de uvas, que tanto esfuerzo le costó a esa mujer cuidar, para después ser robada y esa gente ladrona, hacerse la hipócrita inocente. Eso es lo que sucede en el país, donde por las calles se grita con perifoneo potente, que se vende helado de la mejor calidad, cuando no es mas que una forma  de engañar a la gente; es el país donde los “cachineros” recogen lo que otros consideran basura y ellos transforman en alegría de hogares que se sentirán felices de tener un artefacto reparado pero que les costó barato. Ropa usada que circula de mano en mano, cositas robadas por aquí que resultan estreno por allá, esa es la verdad, donde el “recurseo” es la alternativa para salir adelante en un mundo recesivo, donde solo hacen negocios los que tienen capitales conseguidos en la banca comercial alimentada por la banca estatal, que prefiere darles a los banqueros el dinero del pueblo, antes de proveer capitales a los que en verdad lo necesitan. Es la realidad que vivimos, donde EsSalud no tiene medicinas por meses para sus asociados, que tienen que sobrevivir a salto de mata entre los virus y bacterias que nos van consumiendo día a día, con el desamparo de un sistema de seguridad social que resulta cada día mas pérfido e inseguro.

Es nuestra realidad en la que el propio Banco de la Nación entrega billetes falsos en los cajeros automáticos, que sistemáticamente han instalado en todas sus agencias en el país, donde te registran 400 soles y te entregan 300; incluso en las ventanillas sucede lo mismo.

Es la realidad de tener que vivir en medio de la polvareda levantada, por donde el día de ayer discurrió un desagüe o tener que consumir aguas de acequias, en donde aguas arriba se depositaron tuberías de desagüe, pero aguas abajo sirven como aguas de regadío y aún para preparar los alimentos del día y asearse.

Esa es la realidad de siempre, la que tenemos desde hace siglos y seguimos viviendo actualmente, con sueldos magros, educación mediocre y salud precaria; es lo que tuvimos con Belaunde, Prado, García, con Bustamante , Fujimori y Toledo, es la historia de siempre y que debe cambiar.

Es eso lo que nos espera si votamos por la sempiterna derecha que ostenta el poder desde hace mucho tiempo, desde que nacimos, desde nuestros abuelos, eso es lo que debe cambiar, no proseguir en la reiteración de la explotación y el entreguismo a los empresarios de siempre, a los dueños de los mercados, los bancos y los medios de comunicación, porque ellos siempre gobernaron el país y ¿lo hicieron mal?, no es que sean pésimos administradores, ¡no!, son “excelentes administradores” pero para sus intereses, para sus bolsillos, para sus empleadores, y ellos son los que ahora nos colocan ante nuestros ojos y nos atormentan con sus discursos, para que sigamos votando por ellos. Ahora es el tiempo del cambio, que el pueblo asuma la responsabilidad de gobernar, con el respaldo de técnicos y políticos demócratas y no con los banqueros y los industriales del dinero con sangre del pueblo, ellos deben ahora sentir que el dinero que ganen debe costarles sudor y lágrimas y no ser el fruto de la explotación a manos limpias. Gente que nunca cavó una zanja, que nunca tomó un ladrillo en la mano, que no sabe lo que es una herramienta, tener callos en la mano, ni tener que hacer colas en los hospitales; gente que no tuvo que quedarse sin desayuno o todo un día o mas sin comer; gente que nunca conoció lo que es necesidad porque todo lo heredó y siempre fue gerente o administrador nunca peón u operario. ¡Esa es la diferencia!

Por eso, votar por los candidatos que representan al continuismo, significa que a partir del 28 de Julio del 2006 continuaremos con ¡Más de lo mismo! Por eso nuestro voto debe cambiar de orientación y no caer una vez mas en el continuismo solapado de frases elaboradas para engañarnos.

Ahora se construyen consignas para hacernos creer que determinadas personas son la salvación, el mesiánico gobernante, los redentores de la sociedad, eso es una mentira más. La misma iglesia pretende orientar el voto del ciudadano, esa iglesia que condenó a Galileo Galilei y recién en 1992 pidió perdón, siendo esta una clara alusión a  una decadente costumbre de erigirse en dioses, cuando no son mas que una muestra más de la corrupción que siempre existió en sus jerarquías. Cuatro siglos de silencio condenaron a Galileo a la picota de la iglesia, que tardó cuatrocientos años en reconocer que son falibles. Una iglesia que cometió crímenes con la espada de la inquisición sangrienta y sádica en toda la tierra, que nos hacen creer que las cruzadas fueron jornadas heroicas a favor de la cristiandad. Todos los que construyen esas novelescas teorías son parte de los que ahora nos “instruyen” para seguir con sistemas que les protegen y favorecen, porque es el “toma y daca” de la permanente esclavitud a la que estamos sometidos por siglos de “democracia”. La iglesia vive a expensas de esa deforme democracia que anquilosada persiste en ser la quinta esencia y comparte el poder en un sistema corrupto como ella misma.

Todo esto debe cambiar, deben erradicarse jueces corruptos y hacedores de una degenerada justicia impuesta por ellos, para proveerse de dinerillos para sus también degeneradas necesidades. Debemos cambiar nuestra sociedad, exigirles a los fabricantes de TLCs que mejor se preocupen de erradicar a sus consumidores de droga, que son ellos los verdaderos motores perniciosos, que provocan la producción de esos venenos. Si no existieran esos consumidores en EE.UU. Canadá y Europa, en Perú, Bolivia ni Colombia habría producción, esa la existencia de esos consumidores extranjeros los que promueven una producción de alcaloides. Por siglos existió la coca  en Latinoamérica, pero no se le estimó como una droga, es una planta de uso medicinal y coadyuvante como energizante, mas no una droga que envenena a nuestra sociedad, eso fue propulsado por los extranjeros. El tabaco no era un veneno cancerígeno tampoco, fueron los extranjeros los que promovieron eso, fueron ellos los que transformaron el oro de los Incas y los Aztecas en la ambición criminal que les acarreó sangre y muerte a ellos mismos y permitió que se esclavizaran generaciones de seres humanos, para que les procuren oro para sus brillosos y ambiciosos ojos y son ellos los que riegan el mercurio en nuestras aguas por la única satisfacción de seguir extrayendo el oro de nuestras minas y son los que envenenan a nuestras poblaciones, son los que no pagan impuestos ni sufren las consecuencias de su ambición desmedida, porque viven de ella a costa de la vida de nuestros hermanos latino americanos.

Son ellos los que colocan gobernantes o los asesinan, los que intervienen abusivamente, los que lubrican conciencias, los que invierten millones en el respaldo de políticos títeres, que después solo obedecerán sus consignas y designios.

Nosotros seguiremos en lo mismo, jornales de hambre, educación mediatizada y paupérrima, salud descuidada y subordinada al negocio de medicinas  mediocres; las protestas seguirán en las calles, la muerte y desaparición de  quienes les estorban, el hambre de la madre, del niño; el abandono del enfermo y del anciano.

De modo que si quieres más de lo mismo entonces bota por el continuismo. Creo que tenemos el entendimiento suficiente para darnos cuenta que esto debe cambiar y ello dependerá de nuestra decisión. Nos quejamos de los políticos, pero no nos damos cuenta que esos políticos están allí por obra de nuestra decisión electoral, de modo que en nuestras manos, en nuestra conciencia, en nuestra inteligencia, están el futuro del país, de nuestros hijos y de nosotros mismos.

Jorge Paredes Romero