En los instantes que
estoy escribiendo estas líneas, Latinoamérica se encuentra convulsionada
por diversos temas: de salud, políticos, limítrofes, energéticos,
morales, etc., y cada país tiene un modo muy particular de encararlos y
resolverlos, como también de ser interpretados por comunicadores y
analistas especializados.
Hice un recorrido por
diversos medios de comunicación, escuché a distintos panelistas y leí
artículos referentes a estos temas y me encontré con un variopinto de
opiniones: discordantes, contrapuestos, subjetivos, y hay quienes
aciertan de algún modo en aspectos angulares, pero quienes tenemos la
facultad de discernir, sin el apego partidario o el compromiso político
que ello conlleva, podemos en alguna manera concluir que tremenda
polvareda es el resultado de algo que está sucediendo y tenemos que
descubrir.
El tema de la gripe
porcina, que ha sido rebautizada como gripe norteamericana, pero cuyo
nombre científico es influenza H1N1, ha sido vista desde ángulos
distintos, unos como demasiado alarmistas, otros como una enorme cortina
de humo, hay quienes los interpretan como un recurso de ciertas
transnacionales por reactivar su economía de mala manera, algunos
analistas discrepan con los comunicadores en el sentido que debería
tomarse en cuenta temas más realistas como la muerte de 100 niños en la
sierra puneña por una ola de frío y no por un tema que no tiene el
peligro que reviste en otras latitudes; algunos dicen que debemos tener
precauciones, otros médicos arguyen que no es para tanto, incluso hay
quienes afirman con mucha razón, que el hambre y la pobreza por ejemplo,
mata muchísima más personas que el VIH, sin embargo el titular noticioso
no lo destaca. En fin, el tiempo nos dirá cuál es la verdad y allí
entonces será cuando aparezca acaso, el rubor de quienes se equivocaron
y nos enfrentaremos a la cruel verdad de cómo seguimos siendo utilizados
por los manipuladores o por quienes se prestaron a cumplir como simples
cajas de resonancia.
El tema limítrofe
entre Perú y Chile, es otro asunto que menos mal ya se encuentra en
manos de un organismo supranacional, que a mi juicio se encargará de
dilucidar lo que nos viene confrontando desde mucho tiempo y dando lugar
a que se gaste mucha tinta en algo que será resuelto razonablemente y
que no es nada nuevo, ya se tiene antecedentes en otros casos, en los
que simplemente la cordura y el buen juicio primaron. Por otro lado el
tema de salida al mar para Bolivia, que bien se lo merece, ya que le fue
arrebatado por la angurria del país vecino que de paso arrasó con parte
de territorio peruano, en una guerra provocada y de larga data,
postergada por quienes encontraron el 5 de Abril de 1879 la fecha
propicia para echar a andar la maquinaria bélica ya preparada de
antemano que llevó a la pérdida de acceso al mar para Bolivia, que dicho
sea de paso fue invadida un 14 de Febrero de 1879, pérdida de territorio
para Perú y permanente amenaza continental de un poder que viene
creciendo en base al uso del poder y al amparo de un país europeo que
tiene intereses en el atlántico. De modo que esperemos resultados,
mientras tanto si, tengamos cuidado de no seguir cediendo financiera y
comercialmente frente al embate económico del país del sur, que viene
copando de manera sutil diversos renglones financieros en Perú,
desenvolviendo una invasión que a la larga puede traernos perniciosos
resultados. Si un general dijo en voz alta lo que muchos pueden tener en
el pensamiento y si eso pueda interesarle a quienes pudieran
beneficiarse de un evento bélico en esta parte del continente, y si
escucháramos y leemos lo que muchos sureños comentan en corrillos y
foros, entonces la guerra es el único camino, pero si tenemos criterio y
razonamos con cordura, entonces concluiremos que mucho más podría
ganarse con la paz y con un manejo cuidadoso de acuerdos comerciales y
recomendamos a quienes tengan que emitir opiniones que busquen
oportunidad y lenguaje propicio para fomentar concordia y buenas
maneras, pero también encontremos métodos suficientes para corregir y
enmendar todo aquello que pudiera estar torcido y encierre mala
intención en procesos y acuerdos en ciernes. El pecado no solo hay que
denunciarlo sino también prevenirlo.
Internamente Perú
tiene diversos elementos detonantes, aparte de la pobreza y la recesión
que nos tiene atenazados y son entre otros: la deficiente atención de la
salud, la irresponsable educación en todos los niveles, la falta de
seguridad ciudadana, la mediocridad legislativa, la ausencia de
sistematización en el acto gubernamental, la incoherencia en el
ejecutivo por la ausencia de tecnicismo y abuso de lo político, la falta
de autoridad en todos los estamentos, la inestabilidad del sistema
creada por la informalidad y la improvisación en el acto de gobernar, la
cercanía de procesos electorales que transforman al país en plataforma
para discursos, acusaciones, calumnias e infundios.
Por otro lado, estos
aires pre electorales han dado lugar a que el folklorismo se adueñe de
pretensiones de poder, dando al país la imagen de estar compuesto por
millones de cándidos, que persisten en seguir eligiendo cómicos,
vedettes, parlanchines y fabricantes de escándalos para ser
representados, esto es ridículo, no podemos seguir cayendo en una
pendiente que solo provoca risas y lástima. ¿Hasta cuándo seguiremos
siendo el hazmerreir de la comunidad internacional? Debemos elegir
autoridades respetables, deben representarnos en el congreso personas
con experiencia técnica y administrativa y lógicamente con una hoja de
vida que refleje capacidades y no personas de conductas dudosas y
deleznables, con insuficiente preparación académica. No podemos prestar
oídos a los “beylis”, las “gaviotas” o los “melcochitas”, menos a los
“tongos”. ¡Qué es esto? ¿A dónde llega nuestra autoestima? ¿A qué
extremos hemos llegado? Quienes nos transformaron en dependientes deben
ser expulsados de nuestra memoria y debemos buscar nuevos adalides,
nuevos modelos, nuevos políticos, honestos y preclaros.
Nuestra civilización
ha olvidado que nos debemos al profundo respeto de los derechos de los
demás, que la solidaridad y la participación son los secretos para
lograr desarrollar, fue el hombre antiguo el que tuvo que batallar con
una naturaleza desconocida para legarnos lo que ahora libremente podemos
comprar en los mercados, mucha gente murió al enfrentarse a una
naturaleza ignota y violenta para hoy nosotros poder disfrutar de la
misma pero con el relativo dominio de la misma, pero esa naturaleza al
ser agredida puede volverse contra nosotros, de manera destructiva e
incontenible. Del mismo modo nuestra población citadina no es la única,
existen personas tan o más respetables en las selvas profundas y las
altas serranías, de modo que debemos volver los ojos a lo que nos ofrece
la profunda sierra y la misteriosa selva, a sus gentes que son los que
primero poblaron nuestra patria, no despojarlos, mucho menos
utilizarlos, sino que debemos convivir en armonía y participar de lo que
consideramos civilización, quizá la humilde sapiencia de los nobles Uros, el
misterioso conocimiento del Asháninka pueda hacer enrojecer al letrado
catedrático, y con ello hacernos ver tardíamente, que por siglos hemos
despreciado lo que verdaderamente debimos siempre apreciar.
Creo que una nación
podrá ser fuerte y desarrollar, si todos sus habitantes nos sentamos
alrededor de una mesa de permanente diálogo, probablemente la
concertación fracasó, ya que al fin y al cabo concertar es acordar,
pactar, decidir conjuntamente y no necesitamos eso, los pactos reflejan
condicionamientos y eso es egoísta, el diálogo nos llevará a la
comprensión del otro, al desarrollo de actividades solidarias, buscar el
bien del otro, con la plena confianza que el otro buscará mi bien, solo
así una nación desarrollará, crecerá y será fuerte en valores, virtudes
y en carácter. No podemos enseñar a nuestros hijos a colocar
zancadillas, sino dar la mano al otro, no podemos enseñar la mentira y
el engaño, la “criollada” debe desaparecer para dar paso al humanismo.
Mientras sigamos aplaudiendo al cómico ambulante y la viveza de los
“payasos de la televisión” y la patológica sensualidad de las vedettes,
las actuales y las ex, entonces caeremos si en la chabacanería y lo
ordinario, debemos tender a lo que corresponde al ser humano y no a la
bestia que algunos tienen a flor de piel.
Propugnemos una
auténtica educación, información y valores, ciencia y fe, no sigamos
engañando a nuestros educandos, ni se caiga en el vil mercantilismo de
la educación, reforcemos la escuela pública, rescatemos una auténtica
recreación y expulsemos la “diversión”, el pan y circo es peligroso. Los
medios de comunicación deben enmendarse, ya basta del sensacionalismo y
cumplamos con comunicar y no deformar, quien conduzca un programa de
televisión debe ser profesional y no un improvisado o dueña de carisma y
físico vendedor. Eso no beneficia a nuestra juventud, la deforma, la
entristece y la degrada. Nuestra juventud tiene expectativas que no
están siendo cumplidas y llora amargamente el descuido con que es
tratada y se refugia en la droga, el “perreo” y conductas como la emo o
la subterránea. ¡Qué crímenes se cometen con nuestra juventud!
Perú tiene
esperanzas, mucho más de lo que nos imaginamos, debemos recuperar lo
perdido, contigo lo podemos lograr; lo que el Perú necesita es
transparencia administrativa y desarrollo sostenido y no quimeras ni
cantos de sirena. Somos un país rico, históricamente empobrecido,
lamentablemente con la complicidad de nosotros mismos, hemos caído en la
vorágine de la inmoralidad, del peseteo, de la mendicidad, cuando somos
dueños de enormes riquezas por otros avizorada, si no reaccionamos lo
perderemos todo, hasta la dignidad y eso no es lo que quisieron los que
lucharon en mil batallas para legarnos libertad y optimismo, eso no es
lo que quisieron nuestros abuelos. Un padre siempre desea lo mejor para
sus hijos y eso quiero para los míos y de seguro tú deseas lo mismo para
los tuyos, entonces pongámonos a trabajar ladrillo por ladrillo para
erigir una nueva casa, a juntar piedra sobre piedra para levantar una
torre desde donde podamos gritar la auténtica libertad, a recuperar
tierras para sembrar maíz, trigo, recolectemos el riquísimo “pan del
árbol, bebamos el saludable refresco de cocona y veremos que no
necesitamos importar alimentos, Perú los tiene de sobra, necesita
redescubrir sus tesoros, sobre todo destacar que somos poseedores de un
espíritu indomable, que nunca estaremos vencidos, si nos caímos podemos
levantarnos y si nos equivocamos sabremos corregir.
Rescatemos a personas
que tienen valía y les invitamos a tomar parte de un nuevo mañana,
unámonos todos, artesanos, obreros, técnicos y profesionales,
agricultores, ganaderos y estudiantes, todos los que tengamos fe en un
Creador, en la sabiduría de lo antiguo y la bondad de lo nuevo y
luchemos juntos por el Bien de Perú.