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El Holismo a la luz del siglo XXI
Jorge Paredes
Romero (Humanista)
El Holismo, vislumbrado por Aristóteles hace más
de 2500 años está dejando de ser un enigma, es un principio que
lamentablemente ha sido postergado durante tanto tiempo, pudiendo
haber sido la solución a muchos problemas que hoy se presentan,
por ejemplo la corrupción, justamente porque muchos pueblos han tenido un mal diseño educativo,
considerando filosofías erradas en vez de haber acudido a la más
completa visión del ser humano y por ende, optar por la mejor
alternativa educativa que ahora vamos conociendo.
Y es que el Holismo está siendo presentado en todo el mundo como la
mejor alternativa educativa para el siglo XXI, tenemos en México a
Ramón Gallegos Nava, sociólogo y psicólogo mexicano, quien ha
escrito innumerables obras sobre el tema, en su libro “La educación
que la humanidad necesita”, afirma que la Educación holista es el
paradigma del siglo XXI. El todo no puede ser explicado por las
partes que le componen, porque es el todo el que determina cómo se
comportan las partes, eso es básicamente Holismo.
Aristóteles en su libro Metafísica dice así: “El todo es mayor que
la suma de sus partes” y enfatiza en la importancia de la
interdependencia de las partes, que el Holismo considera como los
planos que se dan en el ser humano; y es que el holismo considera
que en el ser humano se dan cinco planos de igual importancia: el
físico, el biológico, el emocional, el intelectual y el espiritual y
que estos son puntos de mira de los distintos niveles de interacción
humana, que de lo más profundo a lo más superficial, y que en su
apreciación incluyen desde las necesidades básicas de todo ser vivo,
hasta sus conductas, es decir un todo interactivo y dinámico.
Hasta hoy la educación ha sido dirigida solo al plano intelectual,
que también es llamado cognitivo, la educación ha sido considerada
como un trasvase de conocimientos de un sistema al conocimiento del
estudiante, mediante la acción del docente, quien en todo caso se ha
comportado solo como un proveedor de información dosificada por el
mismo sistema, que en todo caso ha limitado esa educación al campo
meramente intelectivo, dejando de lado el físico o motor, el
biológico u orgánico, el emocional y el espiritual, determinando que
el niño y luego el joven, tengan limitaciones en su interacción con
el medio, justamente porque carecen de fundamentos integrales, para
hacer frente a los innumerables retos que se le presentan en esos
campos que no han recibido atención.
Todos los seres vivos presentan dos características básicas, a
saber:
a) El requerimiento de un contexto determinado y limitante, al cual
la mayor parte se adapta y se adecua muchas veces de manera
subordinada, y
b) El desarrollo a partir de la propia actividad, en la medida en
que el contexto lo permita, siendo esto un potencial que no debe ser
hecho de lado.
La primera es la que ha sido cumplida siempre, por quienes tuvieron
bajo su responsabilidad “educar”, mientras que la segunda ha sido
olímpicamente ignorada, no obstante fueron apareciendo desde hace
muchos siglos, pensadores preocupados porque así fuera en realidad
la educación impartida a los niños. Hoy nuevamente están apareciendo
esos reclamos y de muchas maneras, especialmente en América Latina
se escuchan voces que reclaman calidad y excelencia educativa, y lo
más sorprendente es que, quienes alzan la voz son los propios
estudiantes, los jóvenes, aunque para ellos ya es un poco tarde, ya
que la educación empieza en la primera infancia, aunque para
nosotros empieza muchísimo antes.
La educación holística parte del supuesto, de que todo ser humano
posee la potencialidad de buscar activamente los estímulos que
necesita para su desarrollo, pero nosotros además creemos en la
existencia de poderosos bancos genéticos: universales, culturales, y
otros muy particulares, de tipo familiar, de un clan. En el ser
humano hay mucho que descubrir o por lo menos exponer, los pedagogos
quedan cortos en sus apreciaciones en lo que se refiere a
metodologías, de allí que los políticos hacen su agosto al elaborar
curriculas muy convenientes y así manipular poblaciones, mediante
una educación decadente y paupérrima.
Pero, ¿qué es el Holismo? El ser humano es observable desde diversas
perspectivas, no solo por su inteligencia o por la habilidad que
tenga de resolver problemas matemáticos o de humanidades u otra
información del entorno social o natural. Todos estaremos de acuerdo
entonces en que, debe dispensarse atención integral al ser humano,
por cuanto es un ser físico, biológico, emocional, espiritual e
intelectual, por ello el holismo distingue en el ser humano esos
cinco planos:
El plano físico, por el que nos considerarnos simple materia; simple
concentración de energía. Pero, ¿Qué mantiene cohesionada esa
energía?, ¿qué le llama a conglomerarse al principio de la vida?, o
¿cómo inciden en este plano las influencias educativas?
El plano biológico, en que el ente físico se ha organizado según
ciertos procesos para intercambiar energías. Esta organización tan
especializada de la vida, es de impresionante diversidad. Es decir,
podemos apreciar cómo es que esta materia se ha especializado a tal
punto que funciona como un delicado laboratorio, una impresionante
industria y con medidas, normas y reglas que le permiten subsistir,
sea de manera autónoma o dirigida por una voluntad que es la
nuestra.
El plano emocional, que está estrechamente ligado con los otros
planos. Podemos hablar de emociones, sentimientos, percepciones,
sensaciones, satisfacciones, etc., etc. Las emociones inciden en el
plano intelectual, biológico y espiritual.
El plano intelectual, involucra a procesos de información, que van
siendo procesados de manera ordenada y perfeccionable. La
inteligencia es un proceso objetivo, que requiere maduración,
estimulación, etc.
El plano espiritual que requiere filosofar, tener identidad con el
universo, atesorar valores universales, propios de su esencia,
conocer su interior, su conciencia, y también practicar religiosidad
entre otros temas, sin desligarse de los otros planos, todos deben
establecer comunión, y no conflictos.
Entonces, el holismo considera al ser humano como algo completo,
entero, como un TODO, entonces, a nuestro juicio, es una filosofía
educativa que se preocupa por la formación integral, verdadera,
auténticamente integral, es la interrelación de estos cinco planos
mencionados y la influencia reciproca que existen entre ellos. La
maduración del individuo dependerá de la maduración de estos planos,
pero de manera interactiva. En esta interacción se produce entonces
una serie de necesidades que deben ser satisfechas, ya dijimos, el
ser humano necesita pertenecer a este universo, disponer de
seguridad, dar y recibir afecto, tener compañía y también darla, ser
aceptado y otorgar aceptación a los demás, el individuo requiere ser
valorado y al mismo tiempo ser capaz de valorar.
Por otro lado, necesita conocer y hacer conocer; expresarse y
escuchar; defenderse y reconocer al otro como ser que sabe
defenderse; autoafirmarse, madurar y expandirse, como niveles de
interacción. Es decir los reconoce en sí mismo y también en los
demás, pero por encima de ello debemos comprender que el ser humano
es un complejo multinivel y no una máquina de resolver problemas,
mucho menos una máquina que trabaja programada, dejando de ser
feliz. Lo que ha sucedido es que el sistema nos ha estado formando
conforme sus necesidades, hace de nosotros solo unas máquinas
productivas, pero no ha respetado nuestra integralidad e integridad.
Podría argumentar aún más, pero prefiero dejarlo ahí, creo que es
suficiente, pero de ser necesario podría hacerlo en foros
especializados, de pluralidad profesional y apertura ideológica.
Todo esto que es paradigmático, promueve socialización, interacción,
inclusión, sin embargo, cuando se dan los fenómenos excluyentes es
entonces cuando aparecen los conflictos. Para manejar una pedagogía
Holista se requiere docentes humildes, capaces de aprender enseñando
y no tiranos que se sienten dueños del saber y que son incapaces de
reconocer sus propios errores. Un docente holista es guía,
orientador, moderador, no es el sabelotodo que rige un aula bajo
criterios absolutistas, es el docente formativo e informativo, pero
a la vez acucioso observador de lo que el niño podría darle como
punto de partida, para una nueva experiencia educativa.
Entonces la interacción también vendrá de parte del niño y he aquí
lo más importante, es el niño en la primera infancia quien debe ser
atendido con mucho amor, con sinceridad, con apertura, con vocación,
y no por docentes arrastrando dentro de sí una serie de complejos,
resentimientos, es decir, deben ser personas que previamente han
experimentado una reforma personal, que lamentablemente vienen con
una formación incompleta, pero que su madurez les permita
sobreponerse a esas limitaciones para formar nuevas generaciones,
que serán las que den nuevas luces y más esperanzas a la humanidad.
Para elaborar una propuesta pedagógica se requiere de un equipo, una
sola persona sería incapaz de hacerlo, una planificación es
responsabilidad de un grupo de personas, profesionales y entendidos,
debe apelarse a un staff de diversas profesiones para lograr
justamente esa apreciación integral del individuo, el docente como
guía, moderador, es parte de ese equipo, como quien aplicará
justamente esas directivas, pero se debe contar con sociólogos,
neurólogos, nutricionistas, psicólogos, enfermeras, pediatras,
gineco-obstetras, etc. Porque ello permitirá tener una visión más
clara de lo que es un niño, entonces después de esa etapa, es el
docente quien se encargará de la tarea de educar, teniendo a mano
herramientas que coincidan con los potenciales sugeridos, los niños
de la primera infancia o pre escolares.
Espero sinceramente que esta sinopsis ayude, para avanzar en lo
concerniente a educación, a quienes asuman responsablemente esta
tarea, de otro modo seguiremos con la mediocridad en la que venimos
trajinando hace siglos, la única oportunidad en que la humanidad
hizo un intento por vivir y trabajar por la humanidad fueron los
siglos XV y XVI, conocida como El Renacimiento, hoy necesitamos
renacer de nuevo, pero de manera más consecuente y permanente, ¡ojala
se haga una realidad!
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