Un análisis de la cruda realidad peruana

 

Jorge Paredes Romero

Periodista y humanista peruano

 

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Si expresamos fríamente lo que percibimos tendríamos lo siguiente:

PRIMERO.- Que este y todos los gobiernos que hemos tenido, quieren imponer con el respaldo de las fuerzas armadas y policiales, los acuerdos que ellos tienen con las empresas transnacionales, es decir adjudicarles ilegalmente lo que previamente han explorado y significa la explotación de nuestros recursos naturales no renovables, incluso ocasionando encarecimiento de esos insumos tal es el caso del gas.
 

SEGUNDO.- Estos gobiernos exigen se les permita concesionar puertos, tierras, espacios aéreos, marítimos, a empresas que han realizado acuerdos con ellos antes de ser gobierno, acuerdos en tiempos electorales en donde ciertos partidos recibirían fondos, para conseguir acceder al poder y a cambio darles facilidades a sus financistas.
 

TERCERO.- Que el crecimiento solo signifique el aumento de movimiento comercial de las empresas de los oligarcas o los grandes capitalistas y que nada de este crecimiento se refleje en la mesa familiar, como tampoco en la mejora de servicios de salud, educación y seguridad a la población, menos en la mejora salarial de la clase trabajadora, verdadera procreadora de riqueza. El capital solo jamás crecería sin la participación del trabajador, a quien no se le reconoce con justicia su valioso aporte.
 

CUARTO.- Los gobiernos obligan a que las fuerzas policiales se dediquen a proveer seguridad de funcionarios, ministros, congresistas, alcaldes, clero católico, presidentes regionales y de sus comisarías, como también de las grandes empresas y bancos que alquilan sus servicios y dejan a la población totalmente desguarnecida, policía educada y armada con los dineros del pueblo, pero puesta al servicio de la oligarquía y la clase política corrupta y encima de ello algunos de esos malos policías delinquen.
 

QUINTO.- Estos gobiernos han dispuesto que los hospitales no cuenten con especialistas, tampoco con medicinas y que los aparatos que se malogren no sean reparados o reemplazados, tampoco disponen de buenas ambulancias, equipadas con recursos tecnológicos, humanos y sanitarios; y que las escuelas no dispongan de tecnología, ayudas didácticas y tanto médicos como maestros sean remunerados de forma muy precaria, insultante, frente a los altos sueldos de la clase política entornillada en el poder.
 

SEXTO.- Estos malos gobiernos, han permitido que la corrupción se haya enseñoreado a todo nivel, al extremo que algunos de ellos se vean envueltos en el escándalo, conjeturas e investigaciones, que los altos funcionarios, ministros y directores de instituciones, lejos de ser transparentes, se han tornado en actores delictuosos y que la mayor parte del legislativo se encuentre en mínima actividad legislativa, pero alta en el escándalo y las denuncias que unos a otros se salpican, del mismo modo un poder judicial corrupto, un débil ministerio público y que todo ello refleje un desgobierno muy peligroso
 

SÉPTIMO.- Que las carreteras estén sin mantenimiento, tampoco tengan seguridad y estén a expuestas a los asaltos y accidentes, como también al libre precio de pasajes y que las universidades carezcan de acreditación, del mismo modo los sylabus escolares sean anacrónicos y desfasados, como también se hayan suprimido asignaturas que nos proveían civismo, identidad y cultura física.
 

OCTAVO.- Los gobiernos han abandonado a la población, a expensas de las empresas de servicios, los cuales son de baja calidad, como por ejemplo en telefonía aprovechan para ingresar a nuestros domicilios sin tocar las puertas y ofertan vía Call center, una serie de servicios dudosos, haciendo uso de información privada, colocada a disposición de estas empresas, que diariamente nos llaman de manera inconsulta o como EsSalud, que lejos de tener farmacias dotadas, tienen carencias y el desempeño de sus personal tanto administrativo como asistencial sea ineficaz y poco profesional, es decir la población ha sido abandonada sanitariamente a una muerte lenta y segura.
 

NOVENO.- Que los gobiernos ante cualquier huelga, protesta o reclamo de la clase trabajadora, simplemente envían batallones de policías con armas letales, con las cuales ocasionan muertes sin reparo alguno, amparados con una ley de impunidad que ha sido especialmente creada, con la finalidad de amparar el accionar criminal de ciertos policías, que lejos de resguardar el orden y cuidar de la población, actúan con violencia desmedida y se han dedicado a resguardar a las grandes empresas, bancos y a la clase política, que se ha enseñoreado sobre la población a la que dice representar.
 

DÉCIMO.- Percibimos que la clase política desvergonzada, persiste en utilizar los medios de comunicación sumisos al dinero, para publicitarse alegremente, no importando el pasado político de cada uno de ellos, quienes tienen grandes deudas con la población, a la cual han engañado, mentido, asesinado, robado y se han rodeado de impunidad y mutua protección entre ellos.

 

Jorge Paredes Romero

Periodista y humanista peruano

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