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La felicidad en el hogar Resumen de Seminarios, Conferencias en diversas invitaciones.
Jorge Paredes Romero (Humanista)
Hablar sobre estos temas resulta gratificante, más aún cuando las consultas vía Internet nos llegan con determinada frecuencia, pero a la vez hay quienes se incomodan, al verse retratados en estas líneas, pero debemos ser sinceros, no ser coadyuvantes al ocultamiento de algo que debe tener solución, sobre todo si en los frutos está el bienestar de toda la familia, en forma especial de los niños. Pero, ¿por qué de los niños? Recuerdo en la consulta escolar, muchos niños eran derivados a mi oficina para encontrar la razón de sus descuidos, inconductas e irreverencias en el aula y nosotros utilizábamos muchos métodos para encontrar la explicación y siempre dábamos como etiología de estos problemas a las malas relaciones familiares, especialmente la de los padres. Los niños son muy observadores y permanecen en silencio ante la problemática de pareja, tienen temor de dar sus opiniones, y creen que podrían ser castigados al emitir sus quejas, pero ellos sufren enormemente al ver a sus padres discutir. Los niños son hábiles lectores de los gestos y señales que sus padres emiten en sus encuentros, y también en la forma como comparten cada momento de su vida, ello les hace sufrir, o también les hace felices, depende de nosotros decidir lo que conseguirán con nuestro proceder. Los niños perciben que los conflictos tienen orígenes en la incomprensión, para ellos solamente significa que sus padres no se aman ni respetan, todo se les transforma en un mundo ruinoso. Para los niños, la familia es muy especial, es la base en la cual ellos desenvuelven su madurez, de modo que si esa familia resulta endeble, frágil, vulnerable, entonces se sienten abandonados, solos y desprotegidos. La mejor manera de encontrar una buena base de madurar, es justamente en el respaldo que puedan tener en la dicotomía padre - madre, pero de dos personas que se aman, respetan y estiman. Es este el fundamento para el desarrollo de los niños en sus tres primeros años de vida, de allí que llevarlos a una cuna no es lo recomendable, si pueden estar mejor en el hogar con su familia. Pero ¿qué opinión pueden tener los hijos de sus padres que se miran con recelo, se insultan y desconfían? pues ello se proyecta a sus vidas intimas, crea inseguridad y desasosiego. Por eso los padres deben cuidar su vida de relación, ello permitirá dar un halo de seguridad a su derredor y los niños disfrutarán de esa sensación que les provee seguridad y un buen soporte para su maduración. De allí que ellos muchas veces piden que sus padres se acaricien, se besen y que exterioricen su cariño, para ellos significa lo mas grande, lo bello de sus padres, pero a su vez captan si esos signos exteriores son sinceros o son fingidos, que solamente son satisfacer a su pedido, es fingido. Una pareja relativamente feliz, no descuida esos signos de felicidad y sin ser pedidos, simplemente se exponen para felicidad de sus hijos y lógicamente como parte de su convivencia sana y feliz. Ello solo podrá ser posible, en la medida que la pareja tiene una intimidad plena, satisfecha y correspondida, donde el afecto es suficiente soporte para construir toda una relación integral, en donde la sexualidad se vive a plenitud, sin la necesidad de darle como única base la genitalidad, en donde la mujer se siente apreciada en su totalidad, desde los cabellos hasta los dedos de los pies, y no solo un objeto de lujuria y satisfacción coital, donde simplemente es un receptáculo de esperma y orificio para ser penetrado. Quizá suene cruda la expresión, pero es la verdad, la mujer debe ser muchísimo mas que eso. Es la contraparte de la vida diaria, en donde la mujer cumple un rol de ayuda idónea, pero que debe ser compensada no solo por dinero o regalos, sino por gestos, palabras y detalles de gratitud y reconocimiento, más allá de un simple gracias, es lógico que deben existir espacios afectivos sinceros que realcen a la mujer de un simple rol doméstico y responsabilidades. El Tantra es un mundo de permanente aprendizaje, en donde un orientador, maestro o sacerdotisa es solo un guía para ayudar a quien lo necesite, para construir toda una metodología básica, no fría, sino cambiante y realimentada con lo sui generis que significa cada persona, de tal forma que contenga toda una simbología, técnicas, gestos, detalles, que hagan del encuentro conyugal toda una ceremonia que se va perfeccionando día a día, con la finalidad de transformarse en un templo de amor y culto al éxtasis. Una Maestro Tantra sabrá darle la guía suficiente para que Uds. desarrollen todas sus potencialidades, dormidas por años, que esperan ser despertadas, para con esas fuerzas y energías construir un templo al amor en su alcoba. Son profesionales preparados en estas artes, que a un simple llamado de Uds. estarán a su disposición para ayudarles, formar escuelas virtuales y también locales en cada lugar del mundo, donde tienen discípulas capaces de ayudar y colaborar en su felicidad. Bueno, eso es lo que tenemos como meta aquí en Lima Perú, para proyectarnos a quienes lo necesitan.
Maestro Tantra
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