Treinta y cuatro años después de haber escrito el ensayo "LA CASA DEL JABONERO" en donde hablo sobre la realidad carcelaria en Perú, me encuentro con la noticia que reproduzco a continuación, fue publicada en el Diario "LA REPUBLICA" el día lunes 23 de Agosto del 2004 y la reproduzco líneas abajo.

Perú, LA REPÚBLICA lunes 23 de agosto de 2004

Celdas en Lurigancho se venden hasta por US$ 3,000

     
 

 

Los presos imponen su orden en la distribución de las celdas. 
 

Precisiones

* SOBREPOBLADO. El penal de Lurigancho fue construido para una población de 1,500 internos, pero hoy reúne a 7,967 reclusos, lo que representa una sobrepoblación de 531%. La población de Lurigancho aumenta a razón de 25 nuevos presos por día.
* YA NO LO AYUDAN. Arni Hussid Naschman, el ex modelo de Gisela Valcárcel, habría comprado su celda en Lurigancho, en junio del 2003, por US$ 2,000. Hasta hace unos meses tenía además guardaespaldas, pero ahora no porque, según los presos, sus amigos ya no lo ayudan.
* UN COMPRADOR. En el penal de reos primarios San Jorge, el motivo real por el que Alberto Kouri Bumachar tenía las llaves de su celda en abril del 2003 era porque la había "comprado". Kouri fue uno de los primeros presos por corrupción.
* TODO ESTÁ LOTIZADO. La situación es dramática en el penal Sarita Colonia en el Callao. En los pabellones de presos comunes, hasta un metro cuadrado en los pasadizos está lotizado, sus precios van por los S/. 50.

César Romero y Ana Véliz.-

 

Cada metro cuadrado debe conquistarse por la fuerza o el poder del dinero. Para los desposeídos o débiles queda "La Pampa", esas cuadras del penal de Lurigancho que albergan a 100 reclusos en un solo ambiente. Las pocas celdas existentes se venden, se alquilan o se invaden, en un sistema en el que las autoridades penitenciarias no hacen nada, miran a otro lado o reciben una comisión para ser tolerantes.

La República pudo constatar que el precio de las celdas varía según el pabellón, las comodidades que se ofrecen y por las leyes del mercado ‘libre’.

Las que tienen baño propio y conexiones eléctricas son las más codiciadas. Se ubican en los pabellones de los narcotraficantes, ex militares, ex policías y reos primarios con dinero. Son las celdas con vista al jardín y salida al patio que cruza los pabellones impares, a espaldas del "Jirón de la Unión". Allí las celdas se venden hasta por 3,000 dólares, cuando cuentan con baño propio y conexiones eléctricas que permitan tener o ya tienen un televisor, una congeladora o un minibar, más teléfono,

 

El valor de una celda

El precio también depende de la ubicación dentro del pabellón. Es el caso del segundo piso del pabellón 7 donde hay una sala de billar y otra de video, para ver los últimos estrenos en DVD pirata. Además, hay variedad de tiendas y pollería a delivery, a cualquier hora del día. También licor.

En los pabellones 11-B y 11-A se pueden conseguir celdas por 800 a 1,500 dólares. En el pabellón Británico, donde están las celdas de castigo, se venden las del segundo piso, por mil dólares, pues algunos presos las prefieren para aislarse por problemas con otras bandas.

Las celdas más baratas se encuentran en el primer piso del pabellón Nº 1 que marca el ingreso a La Pampa. Se pueden conseguir hasta por 800 soles. En La Pampa no hay celdas, pero es posible comprar una cama por 300 soles o seudoceldas, construidas por los mismos reclusos con triplay o frazadas, para dar cierta intimidad al usuario.

 

Por exceso de offerta

También se abaratan por un exceso de offerta, cuando se producen traslados intempestivos de reclusos. Pueden acapararse, para alquilarse durante los días de visita, por horas, como improvisados hostales, si se tiene el dinero y la fuerza para mantener la posesión.

La compra es por todo el tiempo que el reo permanezca en prisión, luego puede traspasarla o venderla. Los "nachos" (narcotraficantes), jefes de bandas de secuestradores o asaltantes suelen comprarlas con anticipación, ante la eventualidad de ser detenido. Por lo general, la compra se realiza en las primeras 24 horas de la detención.

Si alguien cae, los primeros en enterarse son sus amigos en el penal, que de inmediato hablan con el delegado y el alcaide para buscarle un espacio. Los narcotraficantes tienen más tiempo para realizar sus compras, pues pasan 15 días en los calabozos de la policía, antes de ir al penal. Un familiar, un amigo ya preso u otro narco que lo precede en el camino a la prisión puede buscarle un "cuarto".

El pago por la compra-venta de las celdas se realiza de preferencia fuera del centro penitenciario, entre familiares o personas de confianza de los "contratantes". Los intermediarios dan el visto bueno a la transacción e ingresan parte del dinero al penal durante los días de visita.

 

Pilares del ‘orden’

En este negocio participan las mafias que controlan el penal, los delegados y los comités de disciplina de cada pabellón, el delegado general comercial y los alcaides.

Estos cinco grupos son los pilares del orden, en este mundo sin ley. Ellos se encargan de dar seguridad a la transacción y que la propiedad sobre una celda sea respetada por los demás, recibiendo cada uno una parte del precio pactado.

Aquel que quiera desconocer un contrato recibirá una golpiza del comité de disciplina como primera advertencia y allí termina todo.

Los delegados de pabellón, elegidos por los mismos presos en teoría, pero impuestos por las mafias en realidad, son la máxima autoridad dentro del pabellón. Ellos recogen las comisiones para los alcaides y exigen los cupos a los reclusos que recién ingresan, pagos que se piden generalmente como contribución para el pintado de la celda.

El alcaide es el primer eslabón de esta cadena, débil en autoridad, pero necesario para mantener el sistema. Como autoridad penitenciaria decide a qué pabellón va un detenido.

Se supone que cada pabellón alberga un determinado delito e incluso a un barrio de Lima, pero siempre se puede elegir. Se habla que para asegurar la calificación a los pabellones 7 ó 9 se debe pagar 300 dólares, para el 5 y 12 que son pabellones intermedios hasta 100 soles. Esta es la realidad que se vive en las cárceles del país. Celdas que se venden en medio de un ‘orden’ impuesto por los mismos presos. "Comodidades’ para los que pueden obtenerlas, gracias al poder del dinero, el apoyo de amigos poderosos y miedo.

Los que no pueden tienen que soportar el peso de un sistema carcelario implacable, injusto, terriblemente opresivo y que multiplica el castigo de la sociedad.



Una prisión a la medida del reo

1: ¿Aló?

2: ¿Raúl?

1: Sí, ¿quién llama?

2: Hola, necesito un lugar, me dijeron que tú me podrías ayudar.

1: Ahorita no hay, todas las celdas están ocupadas, no hay ni para comprar una tienda.

2: Pero, ¿cuánto me costaría?

1: Depende, hay de 1,000, 1500 o 3000 dólares en el 7 ó el 9.

2: ¿En los demás pabellones?

1: En el 11 he escuchado que están vendiendo por 1,000 y 1,500 soles. Pero, acá cuesta en dólares. Había de 800 dólares, pero ahora no hay.

2: ¿Y con qué viene la celda?

1: Ja, ja, ja… Peladas (vacías). Pues, como la quieres, tú traes tus cosas.

2: ¿Y un televisor?

1: Eso es otro precio. Un televisor puede estar en 100 ó 200 dólares, viejito nomás, o traes el tuyo y ya es cosa de hablar.

2: ¿Una refrigeradora?

1: Solo un chiquibar te podría conseguir por 250 dólares.

2: ¿Una cocina? ¿Y teléfono?

1: Claro, lo que quieras. Celular o prefieres uno de esos Bellsouth fijo para que te salga más barato… Pero… ¿quién es el invitado?, todo eso te va a costar más,… para cuándo la quieres, ahorita no hay, pero en unas semanas…, cuando termine la huelga (de los trabajadores del Poder Judicial), hay aquí un par que están listos para ver su semilibertad.

2: ¿Y en el pabellón uno o cinco habrá un lugar?

1: Eso es otra cosa, eso es para los misios. Allí cuesta menos, he escuchado que en el pabellón uno están por 500, 800 soles. También hay de 300 soles, pero no son celdas, son camas divididas con triplay, con frazadas, no vas a tener intimidad para tus visitas, y ni pienses en un televisor, te lo desaparecen.


Antecedentes

05/11/2003 Fortuito. De manera casual, la policía antidrogas encontró un original de un contrato de compra-venta de la celda Nº 50 en el primer piso del pabellón 9, del penal de Lurigancho, al intervenir la casa de Henry Cutipa, uno de los involucrados en el caso Luna Park en la calle Puerto Bermúdez Nº 156, en el distrito de San Luis.

03/04/2003 Al Descubierto. En esa fecha salió libre Ezequiel Bazán Ruiz, quien era el vendedor de la celda en el caso anterior. Fue preso por narcotráfico, el 4 de julio de 1999. El comprador en ese caso fue Desiderio Cutipa Zela, preso desde el 4 de junio de 1999. La celda se vendió a precio de ocasión en mil dólares. Incluía un televisor a colores marca Panasonic y una congeladora Moraveco. Este peculiar documento se encuentra en el expediente del caso Luna Park en el 50º Juzgado Penal de Lima.

2001. Hombre prevenido. En ese año, 2001, el narcotraficante Abel Cutipa empezó a exportar cocaína a Alemania, Polonia e Italia. Fue este hombre el que compraba la celda, según pudo averiguar La República, ante la aparente eventualidad de que sus hijos también fueran detenidos, como al final sucedió. Según los archivos de la policía, la familia Cutipa opera en los valles del río Apurímac y Ene e intentó exportar droga oculta en un juego mecánico conocido como la "Alfombra Mágica", cuando fueron intervenidos por la policía.

Cortesía Diario "LA REPÚBLICA"

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